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DEL REYNO DE CHILE

eſtando para ſer juſticiado, pidio el baptiſmo, y antes de morir declaro todo lo que paſſaua) ſe leuantaron de hecho, y ſe fueron alos montes, de donde los Eſpañoles los perſeguian con perpetuas malocas, y entradas, que hazian prendiendo, y cautiuando muchos de los principales.

Entre otros, que prendieron, fue vn moço de gallarda diſpoſicion, que examinado, quien era? no pudo en cubrir, ſer hijo primogenito del viejo Colocolo y heredero de ſu eſtado; el qual era de buena inclinacion; y aſſi viendoſe preſſo y cautiuo, con ſu muger; ofrecio alos Eſpañoles, que queria tomar la mano con ſu gente, y hazer que de vna vez dieſſen la paz, con animo ſincero, y de coraçon para no romperla mas; para eſto embio vn menſajero, que de ſu parte hablaſſe aſus vaſallos, aſegurandoles, que ſino venian en lo que les proponia; no le hauian demirar ya como a Señor, ſino como a verdugo, y cruel açote, q̃ hauia de ſer de todos ellos en fauor delos chriſtianos. Partio el menſajero; pero hallando gran reſiſtencia en los Indios, no pudo negociar nada con ellos. Tardaua ya mas delo que convenia, lo qual conſiderando Millayene muger de Colocolo, temiendo como muger, y que amaua, el graue daño, que dela tardança, o mal deſpacho del menſajero, ſe podia ſeguir aſu marido, y de recudida a ella, que eſtaua con el en la meſma priſſion; ſe llegò a el, y laſtimada de verle en la cadena, le pidio licencia, para ir en perſona, a ablandar el duro pueblo, que eſtaua empedernido y obſtinado en ſu rebeldia; y ſi con mis raçones, dixo, no ſe ablandare, yo ſere la primera que me buelua contra ellos, pues eſtiman mas ſu libertad, que la de ſu Señor; pondreme de parte delos chriſtianos, y ſere la guia de ſu exercito, para caſtigar la deslealtad, y deſobediencia que han mostrado nueſtros baſallos.

A penas acabaua Millayene ſu raçonamiento, quando llega el menſajero, haziendo verdad todo lo que ſe ſoſpechaua, y temia; porq̃ el pueblo belicoſo reſpondio, que no tenia remedio; que primero querian perder las vidas, que la libertad; que pues la deſdichada ſuerte de ſu Señor lo hauia pueſto en tan dura priſſion, como dezian, moſtraſſe en ella valor, y ſufrimiento, como coſa tan propria de ſu ſangre, en ſemejantes golpes de fortuna; que lo que ellos harian, como leales vaſallos ſuyos, ſeria, no perdonar trabajo, ni peligro haſta perder las vidas, por la vengança del mal, que le hizieſſen. Hauiendo entendido eſto Colocolo, inſtigado de ſu muger, y de ſu ſentimiento, y dolor, ſe voluio de parte delos chriſtianos, prometiendo al gouernador de ſer cuchillo, y açote delos ſuyos en cumplimiento dela palabra, que le daua de aſiſtirle, y guiar ſu exercito, para los mayores aciertos delo que pretendia; y aſſi lo cumplio, ſiendo de alli adelante fieliſſimo amigo delos Eſpañoles, y ayudandolos a conſeguir muchas victorias, que no refiero en particular, porque baſtan las referidas, para, que de ellas ſe colija el valor indecible de eſta gente, y el de el gouernador Don Alonſo, que tan ſuperior ſe moſtrò a todos ellos, poniendoles el yugo al cuello y teniendolos arraya, por mas que bramauan y crujian los dientes de baxo dela fuerça, y poder de ſu invicto braço; el qual no contento de tenerlos deſtruidos, y arrinconados ya; y deſterrados por los montes alos que quedauan; paſsò a Tucapel con intento de hazer alli lo meſmo; pero atajole Dios los paſſos por entonces, embiando vna cruel peſte de viruelas, que fue muy general en toda la tierra, con que huuieron de ceſſar las armas dela vna y otra parte, atendiendo cada qual aſu remedio, ſi es que la muerte, que lo barria todo, les daua lugar a ello.

Añadioſe a eſte trabajo otro, no de poca conſideracion, y fue, de hauerſe pegado fuego al fuerte, y caſtillo de Arauco tan terrible, que lo conſumio; pero hauiendole reedificado el Gouernador trabajando en perſona con los demas Capitanes, y ſoldados, baxò ala ciudad de Santiago; donde, aunque el Maeſſe de campo hauia buelto ya del Perù con vn buen ſocorro de gente, que importò harto para las buenas ſuertes, que tuuo en Arauco; no le parecio conveniente hazer nueuas entradas; conſiderando el eſtrago, que hauia hecho la peſte; en el exercito,
y la
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