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DEL REYNO DE CHILE

ſe reducian alo que era raçon, les ofrecia de ſu parte muy buen paſſaje, con perpetuo oluido delo paſſado, que reformaria los tributos con la taſsa que pondria para que no fueſſen obligados a pagarlos ſino con gran moderacion; y que les daria algunos delos priſſioneros, que tenia, y hallarian en el toda buena acojida, ſeguro, y defenſa, contra ſus enemigos. Con eſta reſpueſta voluio Curaquilla, y todos la abraçaron con buena voluntad; baxaron los Caciques, juraron la paz, ajuſtaron los medios de conveniencia para entrambas partes, començaronſe a moſtrar domeſticos, y humildes, entrando, y ſaliendo entre los Eſpañoles, como corderos los que poco antes ſe moſtrauan tigres, y leones; ſi bien no dexauan de ſerlo en ſus coraçones, que eſtos no los hauian mudado, ſino ſolamente la piel para hazer mejor ſu hecho. quedo fuera Chibilingo, el qual dio fuego a quanto tenia en ſu tierra, y ſe retiro alos montes, conforme alo concertado.

Deſde el Rio de Leuo, que es el vltimo termino de Arauco y principio de Tucapel, quedò todo de paz; en la qual no vino el meſmo Tacapel, Puren, y Mareguano, los quales ſe puſieron en armas reconociendo, que ſe hauian de voluer contra ellos ſolos las delos Eſpañoles. partiaſe en eſte tiempo la armada al Perù, y aſſi determinò el Gouernador embiar en ella al Maeſſe de campo, que era el ya nombrado Alonſo Garcia Ramon, a que lleuaſſe al Virrey las buenas nueuas del eſtado, en que eſtaua ya el Reyno, con las victorias, y buena ſuerte, que en el hauia dado Dios alas Reales armas, paraque, con eſſo ſe alentaſſe ſu excelencia a embiar nueuos ſocorros, para poder entrar en Tucapel, como ſe pretendia. Partio la armada, y para contentar, y tener guſtoſa ala milicia; ſe encargò al Dotor Mendoça, y al Capitan Venauides, Caualleros entrambos de gran ſuerte (que deſpues fueron corregidores, y tenientes de Capitan general en la ciudad de Santiago, y la gouernaron con grande lucimiento, acierto, y prudencia) que ſocorrieſſen al Real exercito, como lo hizieron, con la mayor ſatisfaccion, que ſe pudo, y credito de ſus iluſtres perſonas, cuvos decendientes honrran oy aquella republica con el debido luſtre de ſus muy principales caſas, y familias.

CAPITVLO X.
Tiene el Gouernador vna buena victoria en Tucapel, reuelanſe los Araucanos, y acaua D Alonſo de Sotomayor ſu gouierno.

E

L generoſo coraçon, y alentado Eſpiritu del famoſo, y gran Sotomaior, no cabia dentro dela esfera delas buenas ſuertes, que Dios le iua dando contra ſus enemigos en aquel Reyno de Chile; y con el deſſeo, y anſias, que tenia de verle ya ſugeto todo aſu Mageſtad, y ala de ſu Rey, para aumento de ſus coronas, y gloria dela fee; no quiſo aguardar el ſocorro del Perù, para entrar en Tucapel, que era lo que entonces daua mayor cuydado; ſino que dexando ſufficiente fuerça en el caſtillo de Arauco, y por caſtellano del, y Gouernador delas armas al Capitan Franciſco de Riueros (de cuyo valor pudo hazer la confiança, que de ſi meſmo) ſe reſoluio de ſacar docientos Eſpañoles, y juntando con ellos los Araucanos, que hauia de paz, hazer vna entrada, como la hizo, en aquel Valle. no pudo ſer eſta reſolucion tan ſecreta, que no llegaſſe a entenderla Pailaeco, Señor de aquella tierra; el qual luego al punto embio ſus menſajeros a Ongolmo, Ylicura, Pelmayquen, Puren, y Mareguano, a pedir ſocorro para ſu defenſa; pero a penas ſe hauian juntado algunos en Pailàtaro, que era el lugar ſeñalado para la junta, quando llegaron varios menſajeros, que Leuo, aunque hauia dado la paz, les deſpachò a gran prieſſa, paraque les auiſaſſen dela que lleuaua el Gouernador, para ſus tierras, a donde llegaria muy preſto. No hauia llegado a Pailataro toda la gente, que ſe eſperaua, pero ſin embargo moſtrandoſe muy en ſi Pailacco, y ſin turbacion ninguna, dio en eſte ardid: apartò de entre toda ſu gẽte, ſolos cien ſoldados, y hizo, que ſe emboſcaſſen en vna
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