Página:Histórica relación del Reyno de Chile.djvu/278

Esta página ha sido corregida
239
DEL REYNO DE CHILE

alegre playa para poder entrarle ſocorro, ſin que el enemigo (que no tiene fuerça ninguna en el mar) pudieſſe impedirle. acabaron el fuerte dentro de poco tiempo, de manera, que pudo aſegurarſe en el nueſtra gente, y ſalir de alli alas frequentes, y continuas malocas y correrias, que ſe hazian alos Indios, que retirados delos llanos viuian, o por dezir mejor, morian en los montes, aſſi por eſtar en ellos deſterrados de ſus pueblos, y tierras; como por la rabia, que tenian de ver en ellas aſus enemigos, Señores ya delo que tanto tiempo hauian defendido de ſu violencia, y poder. eſta conſideracion los abraſaua a todos enſaña, y deſſeo de vengarſe, y en particular a Colocolo, que era el Señor del Valle Araucano; y aſſi deſpachò luego ſus menſajeros alos demas Caciques ſus vezinos, encomendandoles la breuedad en juntarſe, para tratar del eficaz remedio de tan graue mal; ſeñalando el ſitio, que era la ribera de Curilemo, donde eſperaua a toda ſu gente con el acoſtumbrado agaſajo (que ſuele ſer entre los Indios el ſeñuelo para ſus juntas, no ſolo para la guerra, ſino para qualquiera otra coſa, que ſe ha de hazer entre muchos) y es el tenerles aparejado mucho, que beber; que lo que es para comer, no tienen tan deſpierto, y anſioſo el apetito, ni ſe les da mucho por eſto, como no falte eſſotro.

No fue meneſter muchos ruegos, para ſalir los Caciques al llamamiento de Colocolo: dentro de nueue dias, que fue el termino propueſto, ſe guntaron en el lugar, y ſitio ſeñalado, Andalican, Colcura, Chibilingo, Laraquete, Longonabal, Millarapue, Curilemo, Vntete, Curaquilla, Quiapo, Leuopia, y Naualguala, y otros muchos, y deſpues de hauer bebido lo que baſtaua para encender el militar furor, y eſpiritu belico, leuantandoſe Colocolo en medio de todos, les hablò de eſta manera. [ocioſa coſa es valientes Araucanos, declararos el finde aqueſta junta, quando la verguença, y confuſſion de mi cara, eſta hablando, y publicando a voces la de mi coraçon; ni es poſſible que me oyga ninguno, que no ſienta lo meſmo; viendonos deſterrados de nueſtras tierras, y Señor de ellas al que lo ſerà mañana de noſotros, de nueſtros hijos, y mugeres, con ignominia del nombre Araucano, ſi antes no lo remedia vueſtro valor, heredado delos que jamas conſintieron tal befa, y oprobrio, como el que padecemos. Que es eſto, valeroſos Araucanos? Quien tal dixera? que es poſſible que podamos tener vna hora de repoſo mientras no vengamos eſta afrenta? que venga de fuera el eſtrangero, y nos heche de caſa? y que no hauiendo ſugetadoſe a eſto ninguno de nueſtros antepaſſados, lo hemos de conſentir los preſentes? que ha de dezir el mundo? que la ſangre de nueſtros maiores ha degenerado en nueſtras venas? Que os detiene? el temor dela muerte? pues delos dos males, no es el menor, morir, que no vernos afrentados, y hechos eſcarnio delas gentes? no lo permita el cielo, que yo de mi parte ſalir quiero luego al punto ala vengança, y ſino lo he hecho antes, ha ſido ſolo por librar en vueſtro conſejo, ayuda, y valentia el mejor acierto; pero dado caſo, que ſintais lo contrario, ſaldre ſolo con mi gente, aunque pienſe perecer con toda ella, que menos mal es perder el eſtado con la vida, que paſſarla en afrentoſa ſugecion, y ſeruidumbre, o entre los brutos animales, y encinas de eſtos montes.

Apenas acabò Colocolo ſu raçonamiento, quando leuantandoſe Longonaual, y cogiendole del braço, començò el ſuyo dando principio con alabar, y engradecer ſu gran valor, y honrados penſamientos; pero no es tiempo, dixo, por aora, de tratar de eſto; ni pienſo que ſera nunca neceſſario, porque ſegun la experiencia ha moſtrado no pueden conſeruarſe los Eſpañoles ala larga en eſte ſitio tan apartado del abrigo dela ciudades; o ſi no, dezidme, que fuerte delos que haſta aora han hecho, le han podido conſeruar a la larga? digalo el de Puren, el dela Trinidad el del Eſpiritu Santo, diganlo los tres, que han leuantado en eſte valle; no es tã facil tal vez conſeruar la fortaleza, como ganarla, y es muy facil leuantarla de nueuo; pero el ſuſtentarla, pide mucho; dexemoslos por aora, que ſe hallan tan ſuperiores con la victoria, q̃ han tenido el
tiem-