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DEL REYNO DE CHILE

xando en gran confuſion a Cadeguala con toda ſu gente y cantando victoria; eſta ſe debio principalmente al Maeſſe de Campo con ſus diez Conpañeros, que fueron D, Lorẽzo, Gualdamez, Alonſo Sanchez, Iuan de Montiel, Franciſco Saluador, Pedro de Eſcobar, Iuan de Lararte, y los ya nombrados Duarte, Toledo, y Bezerra; ſi bien no les ſalio de valde, pues fuera de los yanaconas que quedaron muertos, matò Cadeguala al famoſo Alonſo Sãchez de vna lançada, que le dio en el pecho, paſſandole la adarga, la cota, y cuerade ante, y Cheuquetaro clauò vna flecha en la frente a Franciſco Saluador, de que tambien murio

CAPITVLO IV.
Acomete Cadeguala ala ciudad de Angol, ponela fuego, embiſte al ſuerte de Puren, y muere en el deſafio.

V

Iendo Cadeguala quan fortalezido eſtaua en Puren el campo Eſpañol, y lo poco que con el medraua, ſe determinò dar en la ciudad de Angol, y ganarla, para eſto eſcogio de toda ſu gente ſolos ciento, pero tales que cada vno valia por muchos, iuan bien armados y en cauallos eſcogidos para el intento. Llegaron cerca dela ciudad, que eſtaua muy ſegura cõ la paz, que le hauian dado los Indios dela Cordillera, hizieron alto vna legua antes de llegar a ella, en vna vega, valiendoſe de vn boſque de pinos, donde ſe eſcondieron, y de donde imbiauan frequentemente ſus eſpias, para hazer mejor ſu hecho; fue vna delas mas principales el Capitan Cheuquetaro, el qual entraua, y ſalia frequentemente, ſingiendo ſer de paz, como los otros, que eſtauan dentro dela ciudad, alos quales iua hablando ſin perder tiempo, perſuadiendoles con eſicaces raçones, que le reſtituyeſſen aſu libertad, y no permitieſſen en ſus perſonas, y de ſus hijos la mancha dela ſugecion, y ſeruidumbre: y para perſuadirles mejor eſto, fingio, que el campo Eſpañol quedaua ya desbaratado en Puren, y que aſſi no perdieſſen la ocaſſion, porque era la que podian deſſear para ſu intento. Con eſta perſuaſſion ſe reſoluieron a ſeguir el conſejo de Cheuquetaro, el qual fue, de que todos aun tiempo dieſſen fuego vna noche ala ciudad, y q̃ mientras eſta ſe abraſaua, darian ellos ſobre los Eſpañoles, y los acabarian; prometieron todos de guardar ſilencio, y ſer muy promptos ala execucion, para la qual ſeñalaron cierto dia, y hauiendolo dexado todo ajuſtado, partio la eſpia a dar aviſo a Cadeguala dela reſolucion, que ſe hauia tomado.

Partieron para el dia ſeñalado los cien ſoldados dela emboſcada, y entrando de noche en la ciudad, ganaron con facilidad, y ſin ſer ſentidos, la plaça; porque eſtauan todos deſcuydados, y ſeguros de tan inopinado ſucceſſo, recogidos en ſus caſas, y aun durmiendo; porque era ya paſſada la media noche; que era el tiempo ſeñalado para pegar fuego alas caſas como lo hizieron, cada qual en la que viuia; y ſalioles tambica la accion, que dentro de poco rato parecia ya la ciudad vn mongibelo, ſaltauan los vezinos de ſus camas, huyendo del incendio y quando ſalian fuera de ſus caſas abuſcar el remedio, dauan con los Indios de la emboſcada, que repartidos ya por las calles, al ſalir por las puertas los receuian en las puntas de ſus lanças, y huuieran perecido ſin remedio, a no hauer Nueſtro Señor diſpueſto con particulariſſima prouidencia, que el Gouernador huuiera bien acaſo entrado aquella noche en la ciudad, dos, o tres horas antes del incendio; aunque no hauia venido al intento, porque nadie llegò a ſoſpecharle, ni imaginar, que el enemigo tuuieſſe tal atreuimiento; y aſſi ſe tuuo eſte por muy particular fauor del cielo; porque ſaliendo el gouernador con ſu gente, animando a todos con ſu preſencia, y gran valor, acudia ya a eſtos, ya aquellos, ſin parar vn punto diſcurriendo de vna parte a otra; y paraque peleaſſen todos con mas deſembaraço, hizo recoger las mugeres, y los niños al fuerte.

Crecia la confuſion dela noche con el humo del fuego, y lo vno, y lo otro ayudaua al enemigo a lograr ſu intento; pero el gouernador le daua tanta prieſſa con ſu gente, y con los demas vezinos,
que