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BREVE RELACION

acierto, y buenos ſucceſſos de ſus armas, y para eſto Añadio, que era bien, que diuidiendoſe el campo en tres vandas, dieſsen a vn meſmo tiempo en la ciudad dela Imperial.

Puchecalco vn famoſo hechicero Cacique, dizen, que ſiguiendo el meſmo intento de humillar la altiuez de aqueſta junta, les dixo, que no ſe enſoberuezieſſen, porque les hazia ſaber, que hauiendo conſultado ſus oraculos, le hauian dado reſpueſta, de que, aunque al preſente ſe vieſſen tan victorioſos, que vltimamente hauian de viuir ſugetos, y en perpetua ſeruidumbre al Eſpañol: no lo pudo ſufrir el Cacique Tucapel, y leuantandoſe delante de todos jugando la maça le dio tal golpe que le quitò la vida. Sintio mucho el general el deſacato, y queriendolo caſtigar ſe turbò la junta, y aunque cercaron al matador, por vno, y otro lado; ſe dio tan buena maña moſqueandoſe con ſu maça, que no fue facil el prenderle; pero tomando la mano Lautaro, como quien la tenia tan grande con el general, ſe compuſo todo, y ſaliendo reſuelto de ſitiar la Imperial, lo puſieron luego al punto en execucion, hauiendoſe primero entretenido: y feſtejado ſus triunphos con grades fieſtas, y bailes.

Aloxò el exercito tres leguas dela Ymperial, la qual aunque tenia gente muy lucida, no eſtaua tan aperceuida, y proveida como era meneſter, para aquel ſitio; mas antes tan desbaſtecida, y falta de armas, municiones, y vituallas, que ſe la lleuara el enemigo, ſi la embiſtiera. Ya tocamos en el capitulo trece, y catorce los fauores, y marauillas, con que la Reyna del cielo fauorecio eſta ciudad en eſte, o otro ſitio (que no lo tengo averiguado). Veamos a ora el modo, con que la libro finalmente de eſte gran peligro, que la amenazaua. que fue verdaderamente admirable, ſegun lo refiere en ſus elegantes verſos D. Alonſo Ercila. Acercandoſe el exercito delos Indios enemigos ala Ciudad ſe turbò derepente el ayre, y ſe cubrio de negras nubes, y entre vn diluuio de agua, granizo, y piedra, que deſpedian deſi, aparecio ſu Epunamòn en forma de vn fiero, eſpantoſo dragon, enroſcada la cola, y hechando fuego por la boca les dixo que ſe dieſſen prieſſa, que la ciudad era ſuya, porque eſtaua deſaperceuida, que entraſſen dentro, y la ſaqueaſſen y paſſaſſen a Cuchillo a todos los chriſtianos, y con eſto deſaperecio; pero queriendo proſeguir ſu intento, animados con el auiſo de ſu Apolo, ſe ſerenò el cielo, y apareciò en vna bella nube, vna hermoſiſſima muger, reſplandeciente, como el ſol, y moſtrandoles vn ſemblante, ſi benigno, graue, y ſeuero, les quitò el orgullo con que hauian quedado dela que hauian viſto primero y mandoles, que no paſſaſſen de alli, ſino que ſe voluieſſen luego a ſus tierras, porque Dios queria fauorecer alos chriſtianos. con eſto ſe voluieron, ſin dar vn paſſo mas adelante, y añade el autor, que vio eſta viſion todo el campo y que ſuccedio a veinte y tres de Abril, y que en eſto convienen todos.

CAPITVLO XXI.
Reedificaſe la Ciudad de la Concepcion, y hauiendola ganado ſegunda vez Lautaro, paſſa ala de Santiago, para tomarla, y muere.

H

Auiendoſe recobrado los Eſpañoles, trataron de voluer ala Concepcion, y reedificarla; para eſto hizieron gente en Santiago, y partieron con ella al intento, y aunque con trabajo, conſiguieron lo que deſſeauan, y hizieron dentro dela ciudad vna buena fortaleza, para ſu mayor ſeguro. Los Indios dela comarca, aunque tenian el ſentimiento, que todos de ver foraſteros, que los mandaſſen, y que edificaſſen ciudades en ſus tierras; diſimularon por entonces, y a ſu tiempo dieron auiſo a Arauco pidiendoles ſocorro, para hechar de alli aquella gente, o acabar de vna vez con ella. Vino volando Lautaro con vn buen exercito, y ſaliendole al encuentro algunas compañias de Eſpañoles, los hizo retirar ala Concepcion, donde ſe defendieron en la fortaleza, que alli hauian leuantado, el tiempo que pudie-
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