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BREVE RELACION

a compaſſion, y otros con el; però la maior parte daua voces, diziendo que era deſatino dar fee alas palabras de vn cautiuo, que mientras lo era, le forçaua la neceſſidad a moſtratſe humilde, y rendido, y que en viendole ſuyo, haria lo que le eſtuuieſſe mas acuento: voluian eſtos por Valdiuia, aquellos le condenauan; vnos le defendian mouidos de compaſſion, y otros ardiendo en colera, dezian, muera muera, el que ha ſido el vltraje del nombre araucano, y pernicioſo cuchillo de eſta tierra.

No ay duda, que Lautaro fomentaria la parte delos que mouia la piedad, pues ſi tomò las armas contra ſu amo, no fue por aborrecimiento, que le tuuieſſe, ſino porque la maior fuerça del amor delos ſuyos, y de ſu libertad prevalecio contra el buen afecto, y gratitud, que debia a ſu antiguo Señor, por el amor de padre, que le tenia, y buen tratamiento, que ſiempre le hauia hecho; pero ni eſto, ni el ver inclinado a Caupolican ala clemenecia, fue poderoſo a acallar el vulgo, y aſſi huuierõ de dar la ſentencia de muerte, y executar la luego alli a ſangre caliente; aunque en el modo de darſela, hallo differencia en los autores, porque, dizen vnos, que le hecharon oro derretido por la boca, diziendole, que hartaſſe de vna vez ſu cudiuia con el oro, que con tantas anſias hauia buſcado, Otros dizen que vno de aquellos Caciques o Capitanes, impaciẽte, de que ſe puſieſſe en queſtion, duda ſu muerte, que juzgaua el tan indubitable, le dio con vna maça en la cabeza, delo qual moſtrò gran ſentimiento Caupolican, por el deſacato de hauerlo hecho en ſu preſencia: remitome alos que eſcreuiran con mas comodidad de averiguarlo: lo que yo hallo probable, por ſer muy conforme ala coſtumbre de eſtos Indios, es, que hizieron trompetas delas canillas de ſus piernas, y que guardaron la cabeza para teſtimonio de tan inſigne victoria, y para animar con ſu memoria ala juuentud, y decendencia a emprender ſemejantes hazañas, y moſtrarſe tan valeroſos en ellas, como ellos lo hauian ſido en eſta, y aſſi lo he oido contar.

De toda la gente, que lleuaua el exercito Eſpañol, dizen, que no eſcaparon ſino ſolamente dos Indios amigos, que valiendoſe dela eſcuridad dela noche, pudieron eſconderſe en vn Xaral, de donde eſcabullendo, como pudieron, llegaron ala Concepcion a dar la triſte nueua de tan fatal ſucceſſo, con el qual ſe llenò toda la ciudad de vna mortal confuſſion, y llanto, llorando las mugeres a ſus maridos, las madres a ſus hijos, y los que quedauan huerfanos, y deſemparados, la falta de ſus padres, y parientes, y todos finalmente la comun perdida, de que no hauia ninguno, que no fueſſe muy particularmente intereſſado.

CAPITVLO XIX.
Lo que ſuccedio despues de la muerte del gouernador Pedro de Valdiuia.

H

Auiendo conſeguido el enemigo tan inſigne victoria, mandò el general Caupolican tocar a recoger, y llamò luego a conſejo, para tomar reſolucion a cerca deſi ſeria bien, o no, ſeguir luego a ſangre caliente la victoria: diuidioſe el conſejo en contrarios pareceres, y aunque muchos ſe inclinauan ala parte afirmatiua, juzgando, que era mejor dar luego en las ciudades, antes, que ſe armaſſen, y aperciuieſſen: hauiendolos oido a todos Caupolican, reſoluio de ſeguir la negatiua. mexor es, dize, a guardar al enemigo en nueſtras caſas, que irlos a buſcar alas ſuyas, donde cada vno es mas valiente, y pelea con mas animo, y aliento. Vengan, vengan a buſcarnos; que aqui les aguardaremos, donde tenemos en nueſtra ayuda eſtos montes, eſtos pantanos, que nos hazen ſegura la retirada. Demos al enemigo el paſſo franco, que aqui tenemos los ſitios a nueſtra eleccion, los cauallos deſcanſados, rehaziendoſe, y deſcanſando los ſoldados, y en caſo, que nos teman (que no haran) y no vengan abuſcarnos; podemos en todo tiempo a cometerlos en acabando eſte raçonamiento, dizen, que voluiendoſe a Lautaro, y teniendole del braço, le hizo vn grande elogio en ſu alabança,
atri-