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DEL REYNO DE CHILE

Hela tierra; y q̃ ſu Mageſtad le honrraſſe con los titulos en propriedad, con que acoſtumbraua premiar les conquistadores, y deſcubridores de aquellos Reynos delas Indias; y lleuar de Eſpaña vn buen ſocorro de gente, para acabar de conquiſtar aquella tierra. Para eſte intento hizo dos coſas, la primera embiar al eſtrecho de Magallanes el año de 52. a Franciſco de Vlloa, paraque con dos nauios, que ſe apreſtaron para el intento, reconocieſſe aquel canal y lo marcaſſe, y truxeſſe raçon del viaje, para hazerle por el, con la direccion, y practica, que huuieſſe alcançado. La ſegunda fue, que le buſcaſſen nueuas minas de oro; y como la tierra) (dize Herrera) tiene tantas, facilmente deſcubrieron muchas, y muy ricas, entre las quales fueron muy celebres las de Quilacoya, quatro leguas dela Concepcion, y otras en Angol, donde, añade el meſmo autor, que hechò veinte mil Indios a labrarlas. Ya ſe ve quanta ſeria la riqueza, que ſacaria tanta gente de aquellas minas Virgines, nunca labradas haſta entonces; fue muy grande: con que el gouernador, y los demas capitanes, y ſoldados, que no ſe dormian; començaron a enriquezer muy aprieſſa, y con la cudicia del fruto, que vian alas manos començaron tambien a deſcuydarſe del enemigo; el qual mientras ellos ſe ocupauan en deſentrañar el oro dela tierra, eſtauan cauando en ſu imaginacion el modo de reſtituirſe en ſu libertad, y ſacudir deſi aquella carga, que tan paſſada ſe les hazia, de eſtar ſugetos a otros, no hauiendolo eſtado jamas anadie.

Crecia muy aprieſſa la Ciudad dela Concepcion, por el mucho oro, que cadadia entraua en ella, con que tambien crecian, y ſe leuantauan los animos de los vezinos; y començaua adeſemvoluerſe la inſolencia, y libertad delos ſoldados. El Gouernador tambien con la proſperidad, en que ya ſe hallaua; comenzò a moſtrarſe menos atento alos peligros; y notan entero como debiera en caſtigar deſordenes; porque las anſias de enrriquezer, cobrando cadadia mayores fuerças a viſta dela riqueza, que ſe les entraua por ſus puertas, y en ſus cofres cada ſemana, le robaron la atencion alo que debiera tenerla; con que quedando menos atento alo que mas importaua, para ſu conſeruacion, y para la del Reyno; dio lugar al deſmedido golpe de fortuna que lo derribò.

Toca eſto elegantemente don Alonſo Ercila en eſtas dos octauas del canto primero de ſu Araucana.

El felice ſucceſſo, la victoria
La fama, y poßeſſiones, que adquirian
Los truxo atal ſoberbia, y vanagloria
Que en mil leguas diez hõbres no cabian
Sin paſſarles jamas por la memoria
Que en ſiete pies de tierra al fin hauian
De venir a acabar ſus hinchazones
Su gloria vana y vanas pretenſiones,
Crecian los intereſes, y malicia
A costa del ſudor y daño ageno
Y la hambriente y miſera codicia
Con libertad paciendo iua ſin freno
La ley, derecho fuero, y la justicia
Era lo que Valdiuia hauia por bueno
Remiffo en graues culpas, y piadoſo
Y en los caſos liuianos riguroſo.

No ſe podian contener los Araucanos dentro deſi meſmos, y con vn perpetuo deſaſoſiego, y inquietud forjauan entreſi varias traças, y modos para ſalir con ſu intento, y finalmente ſe reſoluieron a leuantarſe contra los Eſpañoles, y tomar Venganza de ellos: quiſieron començar atentar el vado; y para eſto dieron en hablar arrogantes, y ſoberuios; y portarſe como dueños de caſa; no como ſieruos; Deſcomponianſe con eſte, y con el otro, y paſſaua el negocio tal vez tan adelante, que ſe deſvergonçauan con algunos Eſpañoles, haſta venir con ellos alas manos, y matar a algunos: viendo que ſe diſimulaua con ſus atreuimientos, y que ſe ſalian con lo que querian; ſe fueron en ſoberbeziendo, y cobrando cada dia nueuo animo: y vltimamente deſengañados, de que los Eſpañoles, ni eran dioſes; ni immortales, ni de otra eſpecie, que la ſuya (y ſugetos como ellos, alas comunes miſerias dela vida, les perdieron el miedo, y ſe determinaron a dar en ellos: oygamos al meſmo autor, que en otras dos octauas la vna del primero canto, y la otra del ſe-
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