go, y aſſi para librar la barca de eſte peligro ſoplò aquel viento, que la lleuo ala Concepcion, que eſtà mucho mas diſtante, paraque, como dize el Padre Antonio Spinelo de nueſtra compañia en ſu deuoto libro, de laudibus Beatiſſimæ Virginis fol. 628. fueſſe el ſocorro a eſtos ſus deuotos chriſtianos, no de otra parte, que dela ciudad, aquien honrra el nombre de ſu puriſſima, y immaculada Concepcion, aquien ſea gloria, y honrra, y ſe den immortales alabãças, por eſtas y otras marauillas, cõ q̃ ſe ha dignado fauorecer aq̃l Reyno deſde ſus principios, cõtinuandolas ſiempre haſta oy en ſus aumentos.
En otra ocaſſion hizieron experiencia del fauor de eſta gran Señora cinquenta ſoldados, y capitanes (entres los quales iua el meſmo Capitan Diego de Venegas, que refiere eſto) y fue en eſte meſmo tiempo dela perdida delas ſiete dichas ciudades. Salieron eſtos valientes heroes dela Imperial con el Capitan Franciſco Galdames dela vega, a tomar lengua, por ſaber el deſignio del enemigo, y a poco trecho dieron ſobre ellos mas de doſmil Indios de guerra, con que hauia para cada vno caſi cinquenta; y no pudiendoſe retirar, por hauerles tomado los paſſos el enemigo, huuieron de venir con el alas manos; pero aunque ſe defendian con gran valor, no pudiera ſer menos ſino que la victoria eſtuuiera por parte delos Indios; ſi la que es terrible como los eſcuadrones bien concertados, no ſe huuiera pueſto de por medio, o por dezir mejor al lado delos chriſtianos, que hallandoſe mal heridos, y procurando no diuidirſe los vnos delos otros, ganaron vna placeta, donde eſtando todos juntos, les hablò el Capitan, que era buen chriſtiano, y deuoto dela Virgen, de eſta manera. caualleros, ya ſe ve, quan pecos ſomos, ſiẽdo tantos los que eſtan ſobre nosotros, retirarnos, no es poſſible, por eſtar los paſſos tomados; proſeguir, con la pelea, es temeridad; ſi bien ineſcuſable, ſino queremos quedar cautiuos de baxo de tan rabioſos enemigos; no veo camino ſino de perecer, ſi Dios no nosle abre milagroſamente por la interceſſion de ſu madre, imploremosla, haziendo voto de ir en proceſſion deſcalgços haſta el altar de ſu ſanta Ymagen delas Nieues, que eſtà en nueſtra Ygleſia dela Imperial, porque no ay otro remedio. hizieronlo aſſi, y confiados en Dios, y en ſu madre ſantiſſima, paſſaron por medio de ſus enemigos, con no menor marauilla, que ſi ſe vieran paſſar corderos entre ambrientos lobos, ſin que ninguno le meneaſſe para hazerles mal: aſſiſalieron los chriſtianos a viſta delos que poco antes les hauian embeſtido, como para comerſelos viuos convertiendo eſtos el furor militar en admiracion, y embeleçamiento, viendo que paſſauan delante de ellos, y ſe iuan libres, y ſin temor a ſus caſas, los que tenian ya por ſuyos, teniendo tan adelante la victoria: contando deſpues los Indios eſte caſo, y preguntadoles, que motiuo hauian tenido para no ſeguir haſta el fin victoria tan conocida; reſpondieron, que no ſabian, como, ni de que manera ſe les quitò derepente la gana de pelear, no hauiendoles acontecido jamas coſa ſemejante, de que quedaron fuera deſi. los chriſtianos cumplieron ſu voto con mucha alegria, y deuocion, dando infinitas gracias a eſta gran Señora, por cuya interceſſion, y amparo hauian renacido aquel diaz.
CAPITVLO XIV.
Proſigue la meſma materia delas marasuillas dela Reyna del Cielo.
Proſigue la meſma materia delas marasuillas dela Reyna del Cielo.
N
O es menos poderoſa nueſtra Reyna con los elementos, que formidable, y terrible en los exercitos para amparo, defenſas y ſocorro delos ſuyos. ya hemos viſto ſobrados argumentos, y pruebas de eſta verdad en el capitulo paſſado; en eſte veremos otros no menores de otras marauillas, que obrò en eſta meſma ciudad dela Ymperial atropellando, por ſocorrerla, y fauorecerla, por las leyes, y fueros de todos los quatro elementos; y refiero todo eſto en eſte lugar (aũque no hemos llegado haſta aora a darſele ala fundacion de eſta ciudad de la imperial) porque vayan todas juntas ſin diuidirſe las miſericordias, y fauores,