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BREVE RELACION

uegar al deſcubrimiento de nueuas tierras, ſi le acuſara en algo ſu conſciencia. añaden aqui las hiſtorias, que vn Iudiciario le hauia pronoſticado, que el año que vieſſe cierta ſeñal en el cielo, ſe guardaſſe de vna gran deſgracia ,que le amenazaua; y que ſi eſcapaua de ella, ſeria el mas poderoſo, y feliz hombre delas Indias; y que ſuccedio aſſi, que vio eſte año de ſu muerte la ſeñal, pero que ſe rio de ella, viendoſe tan encumbrado, y en tanta altura.

CAPITVLO X.
Continuaſe el deſcubrimientos del mar del Sur, de ſus Yslas, y costas.

E

S comun paſſion delos que gouiernan, o oponerſe alos intentos, y traças de ſus anteceſſores, o alo menos no executarlas por ſus medios, ni por ſus criaturas, porque ſu cooperacion no diſminuya la gloria, que paraſi pretenden, haziendoſe antores, y dueños delas hazañas, y obras, que ſe emprenden en ſu tiempo. Succedio, como hemos vito, Pedrarias en el gouierno de Baſco Nuñez de Balboa, en ocaſſion, que eſte acauaua de deſcubrir el mar del Sur, y aunque traìa aquel tan encomendada del Rey ſu perſona, y buen conſejo; ſin embargo no huuo temedio por mas que ſe lo rogò el Obiſpo del Dairen de concederle que proſiguieſſe con el deſcubrimiento, que por hauerle dado principio, y ſer tan apropoſito para ello, ſe le debia: queria eſte buen bocado para vn deudo ſuyo, que fue el Capitan Gaſpar de Morales, aquien dio por compañero al Capitan Franciſco Pizarro, para que con la experiencia que tenia ya dela jornada, por hauer ſido vno delos que hauian ido a ella, tuuieſſe mejor acierto eſta ſegunda, y a Baſco Nuñez dio el fin y pago que hemos viſto. Partieron del Dairen, llegaron al mar del Sur, y embarcandoſe alli en vnas canoas arribaron alas Yslas delas perlas, que los Indios llamauan de Tarargui; comenzaron eſtos a impedir la entrada en ſus tierras, de gente eſtrangera, pero no pudieron, porque ſus fuerças eran muy inferiores alas delos Caſtellanos; fueron eſtos paſſando de vna Ysla a otra, haſta que vltimamente llegaron ala mayor donde eſtaua el Rey de caſi todas las de mas, el qual ſe puſo en arma con ſu gente, que era muy lucida, valiente, y esforçada, pero como no eſtauan hechos auer armas de fuego, en començando a ſentir las rociadas de nueſtra moſqueteria, y el animo, y denuedo, con que los Caſtellanos la jugauan, amaynaron las velas y començò aſer menos ſu brio, y confiança. No ayudò poco a eſto vn famoſo perro, que lleuaua nueſtro campo, el qual le arrojaua alos Indios como vn leon, y como ala quenta nunca hauian eſtos viſto tal ſuerte de animales, huian del como de vn demonio, por el grande eſtrago, que hazia en ellos, porque como eſtauan deſnudos, podía mas aſu ſaluo, y ſin impedimento hazer ſu preſſa. puſieronſe luego de por medio los Indios Chiapeſes que iuan con nueſtro exercito, y hablãdo bien delos Eſpañoles al Rey, y dandole a entender quan mal le eſtaua tenerlos por enemigos, y de quanta importancia era ſu amiltad, por ſer gente invencible; los admitio, y reciuio de paz en ſu tierra. Llegaron aſu palacio, el qual eſtaua labrado con tal primor, y artificio, que los admirò, y juzgaron, que era el mejor, que haſta entonces hauian viſto. reciuiolos el Rey en el con mueſtras de humanidad, y beneuolencia, y emprendas dela amiſtad, mandò traer para regalarlos vna ceſtica de mimbres curioſamente labrada toda llena de perlas muy finas, y grueſſas, que peſſaron cien marcos: venia entre ellas vna, que habra tenido pocas compañeras en el mundo, era de veinte y ſeis quilates, y del tamaño de vna pequeña nues, y otra como vna pera cermeña, muy Oriental, y perfecta, de lindo color, y luſtre, y pesò diez tomines: la primera llegò de mano en mano, haſta ponerſe en la dela Emperatriz, que la eſtimò como lo merecia ſu valor, como lo refiere Antonio de Herrera, y los otros autores citados. Dieron al Rey, y alos demas Indios el
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