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DEL REYNO DE CHILE.

dignos por eſto de immortal memoria, y reconocimento los buenos fundamentos de Colon, y la gloria que ſe podia ſeguir ala Cruz de Chriſto, y ala predicacion de ſu Evangelio, ſi ſalia a luz eſte parto, hauiendolo mirado, y conſiderado ocho años, mandaron apreſtar todo lo neceſſario, ſin perdonar a gaſtos, ni atender ala contingencia de vna empreſſa tan nueua, tan difficultoſa, y ſin exemplo.

CAPITVLO V.
Parte Don Christobal Colon de Eſpaña en demanda del nueuo mundo.

E

L año del nacimiento de Chriſto 1492. a 3. de Agoſto, media hora antes de ſalir el Sol, dia el mas feliz, que haſta entonces amanecio a nueſtros antipodas, por hauer ſido el principio de ſu maior dicha, y ventura; ſe hizo, ala vela, partiendo de Eſpaña el ſin ſegundo, y ſin primero jinoues famoſo, Don Chriſtobal Colon, con titulo, que le dieron, los Reyes de Almirante del mar, y viſorey dela tierra, en todo lo que deſcubrieſſe, y conquiſtaſe: y dexando alas eſpaldas los mares Herculeos, como quien haze deſden, y burla del non plus vltra de ſus columnas, ſe arrojò al immenſo golpho de eſſe occeano, y començò ſu nauegacion con no menos confiança, y aliento, que admiracion delos que de tierra le vian alexarſe de ella, por rumbos tan nueuos, y nunca intentados haſta entonces; y hauiendo deſcubierto, y arribado ala gran Canaria, partiò de alli a primero de Setiembre con nouenta compañeros, y baſtimentos para vn año, Comencò deſpues de algun tiempo de nauegacion a reconocer la vecindad al tropico de Cancro, y a nauegar por debaxo dela zona torrida, conque los ſoldados, que no hauian jamas experimentado ſus rigores, por hauerſe criado en la templada de Europa, impacientes de tanto calor, como padecian en aquel deſuſado clima, y canſados ya de tanto mar, ſin ver tierra, començando a entrar en deſconfiança de deſcubrir la q̃ deſſeauan, y hablando al principio entre dientes, y deſpues muy claro llegaron al Capitan Colon, y procuraron con toda fuerça diſuadirle el intento començado, como vano, y ſin eſperança de fruto; perſuadianle a voluerſe a Eſpaña; mas el con generoſo animo, haziendoſe ſordo a todo, proſeguia conſtantemente ſu viaje, viendo los ſoldados quanto ſe alargaua, y que ſe les ſecaua la viſta, canſados ya de mirar por la proa, y el gauiero deſde la gauia, ſin deſcubrir tierras ni las menor ſeñal de ella, le tornaron a inſtar, y apretar con fuertes raçones, y tanto mas cada dia, quanta era mayor la falta, que ya experimentauan del agua, y dela comida; ya paſſa eſto, le dezian, de animo, y porfia, ya friſſa con temeridad lo que haſta aqui podia parecer conſtancia: los baſtimentos van amenos, el tiempo ſe dilata, el viento eſcaſea, amenaçan las calmas, la tierra no aparece, ſu diſtancia ſe ignora, es cierto el peligro, y el perecer aqui, ſera ſin remedios, ſi mas aguardamos; aſſeguremos las vidas, ſino queremos hechos fabula, y eſcarnio del mundo, ſer homicidas de noſotros miſmos. Verdaderamente no ſe puede negar que era eſte vn grande aprieto, y aun mayor delo que podran perſuadirſe los, que no ſe han viſto en ſemejantes ocaſiones; porque donde no va menos, que la vida, parece jigante qualquier peligro en el mar, por pequeño que ſea, de mas de que los propueſtos eran en ſi de mucha conſideracion, y huuieran hecho desfallecer., o titubear ala maior conſtancia, y valor; pero el del gran Colon fue tan ſingular, que ya diſimulando, ya dandoſe por deſentendido delo que oia, hablando aora a eſte, y luego aquel, conſolandolos a todos, y entreteniendolos con los bien fundados diſcurſos de ſu trabajada eſpeculacion, los fue ſobre lleuando, y alentando con la eſperança (en que no moſtraua ni aun raſtro de flaqueza) de ſalir con el intento de ſu pretẽſion. Proſeguian de eſta manera ſu viaje apretados de tantas incomodidades, y del vehemente calor que los ahogauas quando a des hora: ſale vna voz [tierra, tierra] ſaltan todos ala proa, y bordos del nauio como fuera deſi de contento, y alegria, y hechos Argos ſin peſtañear
clac-
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