El canto de las sombras
EL CONCIERTO DE LA PLAYA
Los pinos cantan, cantan sobre el agua del mar que [los escucha; son rivales. De noche entablan dolorosa lucha, se retan y se aclaman, sollozan y se admiran, y al fin, como rendidos, se abrazan y suspiran tirando a las arenas sus tiorbas musicales.
Oh! si venir pudieras de tarde a las riberas, y trémulo escucharas el lúgubre lamento del agua con el viento, sentado al lado mío! S Si un día, por ventura, no hiciera tanto frío allí, donde tú duermes, y llena de tristeza posaras en mi hombro la pálida cabeza sedienta de armonía! ¡Que cosas tan divinas la playa nos diría!... Que buenos y que amantes pudiéramos sentirnos tan solos y distantes, allá en nuestro himeneo de fúnebres destinos, teniendo sobre gradas de dunas, blanca alfombra; por lámpara bendita la luna de la sombra y por armoniums sacros las olas y los pinos.
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