El canto de las sombras
Y cuenta la leyenda, haciendo galas, que al pasar su litera ante aquel banco, el ave errante desplegó sus alas y fué a posarse sobre el velo blanco.
Desde entonces... y de esto ha muchos siglos, cuando la luna aleja su vagancia y los montes parecen mil vestiglos que viven en perpetua vigilancia:
la carroza visión entra al palacio por el largo camino polvoriento, mientras envuelta en nubes de topacio un ala llora al entregarse al viento.
Citas de llorador romanticismo que en hieráticas noches se cumplieron, impelidas por tumbas que en su abismo nunca las almas retener pudieron.
Mudos encuentros que en escrito plazo el regocijo tumulario advierte, seres de ayer, que en intangible abrazo os fugáis del recinto de la Muerte.
Alguien dirá que el ultramundo espanta, mas yo opino, que huyendo a lo precario. si es tan grande el Amor, como se canta, no es violento que llegue hasta el osario.