El canto de las sombras
¡OH! CIPRESES.
¿Qué sois? Decidme si enlutadas torres de subterráneos templos; nocturnos campanarios del Destino donde palpita el invisible péndulo.
Decidme si sois forma de la Muerte, figura del misterio, pirámides palpables de la sombra o materia del viento.
Os quiero conocer, árboles trágicos. ¡Músicos de los muertos! Vuestra existencia rara se me antoja la triste metamórfosis de un genio.
¿Os ha engendrado la ceniza humana ? Sois fruto de los huesos? ví Regeneráis una ilusión oscura? ¿Dáis asilo a una idea en vuestros cuerpos?
¿Sois por ventura brazos insepultos de airados esqueletos que aún en la nada sienten la atracción del espacio y de los tiempos?
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No sé; pero unas veces os creyera monjes, por el silencio; manes, por el temblor y la tristura, arcanos por lo negro.
Os adoro en mis cuitas, como una blanda especie del sueño, el pesar me sacude hacia vosotros y cual divinidades os respeto.
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