El canto de las sombras
y se adelanta.
¡Cómo aulla a mi lado! Si parece que en un gemido histérico me hablara de todas las venturas que dormitan en el profundo nicho de estas plantas. Y se pierde en las curvas, y retorna del interior, con la cabeza baja... Hay aromas de tardes desmayantes allá en el fondo azul de las ácacias, visiones de pasado que sorprenden
la vuelta solitaria
del corazón salvaje, que llorando
mis penas, al recuerdo me acompaña.
La música que viene desde el monte es cada vez más lúgubre y más larga. El viento que no duerme con la noche aún en la sombra sus tristuras canta. Y con cuanto dolor doblo el recodo y prosigo la marcha.
Más allá, más allá, ¡siempre más lejos! soledad, soledad ¡más solitaria !
Ya costeo los troncos milenarios, ya me besan las ramas; voy olvidando el mundo ¡más olvido! voy dejando la vida ¡más distancia! Y ora a soñar, espíritu errabundo, por las bóvedas largas, a batallar profundo pensamiento con las cenizas de la gloria helada; y a llorar corazón todo el pasado en la quejosa tumba de las plantas, .
¿te acuerdas del Amor? Aquí se ha muerto.
¡Oremos por su alma!
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