El canto de las sombras
AGONIA DE AMOR
La rosa marchitada por mi seno inelinóse entre el tul, lánguidamente; como suele enervarse en el recuerdo la sombra de un pasado que se muere.
Traté de contenerla, pero en vano; un constante temblor la desmayaba, con mi fiebre la había contagiado y ella murió en el éxtasis del alma.
Sobre los pliegues del encaje níveo contemplé silenciosa aquella muerte, como a veces se mira en el olvido los sueños que pasaron para siempre.
Y vertióse la flor, hoja tras hoja, en el deceso azul de su capullo; como la sangre dió, gota por gota, el corazón que suspiró en el mundo...
+» . Después ¡tan triste! me volví a mirarla. En su pudor de eternecida novia, . la pobre, como aquella enamorada, estaba muerta y exhalaba aromas!