22 JUAN JORGE GSCHWIND — LA OBRA
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relatar la continuación del paseo, se refiere al aspecto y vestuario de algunos indios.
En el capítulo «Los enfermos y los médicos», Lina Beck Bernard señala que en Santa Fe, las gentes del país no recurrían generalmente al médico, aún habiéndolo, sino después de agotados los medios que los curanderos aconsejaban. La autora, según se desprende de la lectura de este libro, más de una vez fué consul. tada por los pobres, a los que daba consejos y también algunos remedios que ellos no podían adquirir. Estos pobres, reconocidos por tales atenciones, la obsequiaban con flores, frutas, pescados, leche y otros productos caseros.
El clima era sano, pero la mortalidad infantil era elevada debido a los cuidados poco inteligentes que se daba a los niños.
Las mujeres eran de un vigor extraordinario. Las familias con doce hijos eran comunes y abundaban las más numerosas aún.
Entre la gente de la campaña se acostumbraba cuidar las tropillas de ganado, durmiendo sobre la hierba húmeda, expuestos al aire frío del invierno, lo que les causaba reumatismos, oftalmías y Otras enfermedades.
La viruela era una enfermedad que aún hacía sus estragos. Dice la señora Beck Bernard que el general Ferré, ex-gobernador de Corrientes que entonces residía en Santa Fe, había introducido la vacuna; pero entre el elemento del país mo se creía en su efi- cacia y no se la aplicaban.
Los casos de lepra eran frecuentes. Hubo un tiempo que en Santa Fe los leprosos tenían permiso para mendigar de casa en casa todos los viernes; pero luego, para evitar el contagio, la policía retiró esta autorización. Los leprosos fueron recluídos en una isla del Rio Paraná a algunas leguas de Santa Fe, donde se construyeron con ese fin, rústicas viviendas y algunos ranchos de
paja y tierra. Semanalmente se les enviaba una barca cargada con víveres.
Otro de los capítulos interesantes del libro, es el que la señora
