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tos, humores ó substancias entre los bordes de la herida; cuando la parte herida no ha sido mantenida en reposo, como por ejemplo: cuando la pierna herida ha sido empleada en la marcha ó parada; la mano ó el brazo en el trabajo; ó cambio demasiado á menudo de la curación ó ésta ha sido mal hecha; ó cuando el herido ha sido transportado con sacudidas, etc., sin los cuidados requeridos, lo que desgraciadamente no puede evitarse en tiempo de guerra. Cuando la herida está sucia y no se ha limpiado y desinfectado completamente desde la primera curación; cuando existe un hueco que hay que dejar rellenarse con tejidos (abceso, quiste, destrucción de tejido, etc.).

Cortes de piel con heridas
Lámina. 57 a).—Cicatrización por primera intención. Lámina. 57 b).—Cicatrización por segunda intención.

Así se ve que una intervención ignorante puede agravar un herido.

Toda tierra, polvo, desaseo ó suciedad, es causa de infección y toda infección acarrea la supuración ú otras infecciones graves.

La supuración separa los labios de la herida, y si entonces la herida comienza á cicatrizar, se forman esos mamelones rojos, llamados vulgarmente carne fofa ó nueva (lám. 57 b). Estos mamelones rellenan poco á poco la cavidad de la herida, producen constantemente el pus y al fin se cubren de una cicatriz ancha, que conserva largo tiempo su color rojo; á más, la supuración y la infección de las heridas pueden dar lugar á una porción de accidentes terribles, llamados traumáticos, los cuales hacen sucumbir muchos heridos y operados; especialmente cuando están reunidos en gran número y no se