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CAPÍTULO II
Primeros Auxilios en general

Para prestar primeros auxilios no basta la buena voluntad, es necesario saber qué hacer; sino, podemos hacer más mal que bien; mientras que, con algunas nociones fáciles, tendremos la satisfacción de salvar algunas veces la vida de un semejante y siempre podemos aliviarlo de sus sufrimientos. A las personas que no son indiferentes á estos llamados del deber, les podemos asegurar que con un poco de empeño, eficazmente realizarán sus humanitarios sentimientos.

Tengan presente los siguientes consejos para examinar una persona que encuentran caída sin conocimiento:

1º Fijarse en qué posición está el cuerpo; qué objetos le rodean y los datos sobre el accidente que rápidamente pueden dar los que rodean al caído ó el mismo accidentado si está con conocimiento.

2º Sacarlo rápidamente del sitio si corre mayor peligro (vía de tren, casa que se derrumba), ó quitarle los objetos que lo comprimen (piezas de artillería, caballo, trozos de madera); luego acostarlo cómodamente sobre el dorso ó costado; la cabeza inclinada á un lado, acercar y estirar suavemente las piernas y poner los brazos á lo largo del cuerpo; desabrochar la ropa que le comprime.

3º Buscar y prestar rápidamente los primeros auxilios en los accidentes que pueden causar una muerte rápida (hemorragia, síncope, congestión, asfixia, etc.), improvisando los medios que se tiene á mano para efectuarlos; reanimar al caído, y si