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Vasos sanguíneos

El conjunto de tubos ó vasos que distribuyen la sangre á todas partes del cuerpo y la vuelven á traer al corazón, constituye el sistema de vasos sanguíneos (láminas 18, 19, 20, 22, 23 y 24). Son como los caños de aguas corrientes y los conductos de desagüe, dividiéndose y subdiviéndose, haciéndose cada vez más pequeños hasta formar los vasos capilares (lámina 21), que vuelven á reunirse para hacer troncos cada vez mayores (láminas 18, 19, 20, 22, 23 y 24).

Las arterias son los vasos que llevan la sangre fuera del corazón, impulsada por éste como si fuera una bomba (láminas 18 y 19).

Las venas son los vasos ó tubos que traen la sangre al corazón (láminas 20, 23 y 24); éstas son engrosadas por los líquidos que traen los vasos linfáticos (lámina 22), que absorben el exceso de líquidos existentes en los tejidos; el jugo nutricio del canal digestivo por los vasos quilíferos (lámina 22). Esta potencia de absorción de los vasos hace que la linfa sea también el vehículo que conduce las infecciones al torrente circulatorio, junto con la sangre de las venas en las cuales se derrama. Estos vasos se arrollan en diversos sitios, formando los ganglios linfáticos (lámina 22) que se inflaman fácilmente, dando indicios bajo el brazo, cuello, ingle, etc., de la infección absorbida.

Los vasos que son necesarios conocer bien, son las arterias (láminas 18 y 19) por las cuales corre con fuerza la sangre, cuyo movimiento se llama pulso. Puede percibirse la impulsión en diversas partes del cuerpo, siempre que la arteria pasa superficialmente debajo la piel.

Pueden las arterias comprimirse en estos puntos contra las partes duras, como los huesos, y así impedir siga saliendo la sangre en casos de hemorragia arterial. Esta hemorragia se produce cada vez que ha sido cortada una arteria, porque ésta se mantiene abierta á causa de su estructura firme, formada de anillos que no se aplastan