Esmarch, que se repartió entre el personal de vigilantes y bomberos; luego el general Viejobueno decretó se hiciera la enseñanza por los médicos de esa repartición; pero, desgraciadamente aún no se ha puesto rigurosamente en práctica.
Hemos conseguido ya de la policía una disposición que favorece de una manera fundamental á nuestra sociedad y es una orden del día del 29 de abril de 1895, en que se decretó que se permita á los miembros de la asociación presten los primeros auxilios en la calle; siempre que se presenten munidos de sus medallas, y eso sin mayores molestias, excepción hecha de los casos en que intervenga el Juez de Instrucción. Luego se pidió y se obtuvo la personería jurídica de esta benéfica asociación ante las autoridades nacionales.
También conseguí que la Municipalidad de la Capital indicara á la sucursal de la «St. John's Ambulance Association» ejerza su acción benéfica al amparo de la medalla de la «Sociedad Argentina Primeros Auxilios», que obtienen al presentar su presidente los nombres de los que han rendido examen satisfactorio.
La medida tomada por la Municipalidad ha sido muy acertada en este país tan cosmopolita, donde poco á poco esperamos ver formarse sucursales extranjeras de todas las instituciones benéficas, que tendrán unidad de acción bajo la institución argentina.
Así, esperamos ver á los alemanes organizar muchas sucursales de la «Samaritana», para luego ingresar en nuestra asociación.
Ya la iniciativa popular se manifiesta. El señor Sir Vincent Barrington fundó la sucursal inglesa entre nosotros; y el activísimo primer presidente de la «St. John's Ambulance Association», señor Chevalier Boutell, y sus dignos sucesores, siguen dando clases en diversos centros.
Otras sociedades enseñan activamente y hacen ingresar miembros á la sociedad: los bomberos voluntarios de la Boca, han recibido lecciones y rendido brillantes exámenes. En los colegios nacionales y escuelas normales se han dictado una