plegar la camilla y formar un bulto muy pequeño, pudiéndose transportar seis camillas sobre una mula ó caballo.
Cada día se presentan nuevos modelos de camillas y cada país ha adoptado el suyo, siendo tanto más perfecto cuanto mejor reunen las condiciones indicadas.
Hemos visto en la «Cruz Roja Argentina» un precioso modelo francés, de camilla á mano, que sólo pesa 10 kilos, siendo fácil el armarla y ponerla sobre ruedas; también un modelo austriaco de camilla á mano que tienen, sólo pesa 11 kilos y es muy fuerte.
En el ejército Argentino se ha adoptado para camilla de ambulancia, el de compás, sistema «Franck», que reune todas las condiciones de una buena camilla (láminas 129 y 130).
Su armazón es fuerte y liviano (lámina 129 a), cubierto con una lona resistente (lámina 129 b); que puede suplir una cama como puede verse por el perfil (lámina 130 a) y tiene la ventaja que aflojando la tela (lámina 130 b), puede servir para llevar un herido medio sentado. Se arma y desarma con suma rapidez, porque no se necesita sacar la tela, ni destornillar, ni desprender parte alguna; siendo todo reunido por bisagras que permite acercar los lados (compás) doblar los pies, arrollar la tela, etcétera, permitiendo su transporte fácilmente (lámina 130 c).
Es preciso cierta habilidad para poner el herido sobre una camilla, y para esto sólo hay que ejercitarse con método para adquirir la práctica necesaria.
Ya hemos visto cómo se levanta un enfermo de la cama por una sola persona y cómo se levanta del suelo entre dos. Dos conductores bastan para cargar y llevar una camilla cuando la distancia no es demasiado grande.