Una muerte rápida puede ser la consecuencia de la asfixia por deglución de bocados de alimentos excesivamente gruesos (pedazos de carne, hueso, etc.), ó á veces objetos pequeños (monedas, porotos, etc.), que se detienen en la garganta obstruyéndola ó comprimen la laringe de tal manera que la cierran; se tratará de hacerlo toser fuertemente para lanzarlo fuera.
La víctima de semejante accidente se le pone la cara de un color azul-purpurino, sus ojos salen de las órbitas, da sonidos inarticulados, lleva las manos á la garganta ó los objetos que le rodean, hasta que cae sin conocimiento; entonces, es preciso ser rápidos en obrar.
Con la mano izquierda se cerrarán las narices (para obligar á abrir la boca) y con algo flexible que se introduce detrás de los últimos dientes, se hace abrir la boca, y pronto, con atrevimiento, se pondrán el índice y el pulgar de la mano derecha profundamente en la boca, por encima de la lengua, para tomar en la faringe el objeto obstruyente y tratar de retirarlo.
Si no se logra ésto, se tratará de mover el objeto y lanzarlo hacia afuera, comprimiendo el pecho y el vientre del asfixiado contra una mesa, un armario ó cualquier otro punto de apoyo resistente, y dando sobre el dorso, entre los omóplatos, algunos pequeños golpes enérgicos. El aire lanzado así violentamente fuera de los pulmones, puede arrastrar á veces, el objeto tragado. En todo caso se llamará inmediatamente al médico y se le hará saber de lo que se trata, á fin de que lleve los instrumentos necesarios para la extracción del cuerpo introducido ó hacer la traqueotomía.
Toda persona debería tener, el deber de aprender á nadar, no solamente para salvarse él mismo en caso de accidente, sino también, para salvar á otros que estén en peligro de ahogarse. Si una persona que no sabe nadar y cae al agua, se puede salvarse flotando, siguiendo estas indicaciones: