Los vapores de carbón (óxido de carbono), debido á calentadores, estufas ó braseros mal encendidos, que no comunican con el aire exterior ó están obstruídos, dan lugar á muertes cada invierno, por la ignorancia de la gente, que cree dar calor al cuerpo con aire caliente en vez de abrigos.
El anhidrido carbónico, que se desarrolla en los sitios cerrados y llenos de gente; así como en las bodegas y sótanos donde fermenta el vino, cerveza, etc.; en las habitaciones ó salones en donde se tiene muchas luces ó fuego; en ciertos sitios calcáreos, como ser: «gruta del perro», en Nápoles; el «agujero negro de Calcuta», etc., donde el gas carbónico, más pesado que el aire, forma una capa en la superficie del suelo.
El gas de alumbrado, que se escapa de los picos de gas dejados abiertos ó por las grietas en la cañería.
El gas de los pantanos y otros con ácido sulfídrico, que se amontona en las fosas, letrinas, en las cloacas ó en los pozos viejos, en los bañados, etc.
Las personas que se encuentran en semejantes sitios, no tardan en amodorrarse, sentir sueño, pesantez de cabeza, náuseas, etc.; su respiración se vuelve difícil y superficial ; el pulso se hace imperceptible ó se pára; pierden el conocimiento, caen en un síncope ó tienen convulsiones y mueren, si no les presta los primeros auxilios.
La primera cosa que hay que hacer aquí, es transportar inmediatamente al aire libre, las personas en estado sincopal ó de muerte aparente. El que se dispone á hacer esto, debe hacerlo con prudencia para no ser víctima, á su vez, de su sacrificio.
Si tiene que penetrar en una habitación ó en un lugar cerrado, lleno de vapores de gas carbónico; es necesario, ante todo, tratar de establecer una fuerte corriente de aire, abriendo las puertas y rompiendo los vidrios (preferentemente de afuera adentro), por medio de palos, escaleras, etc., para no asfixiarse mientras penetra.
Si los vidrios no pueden ser rotos, se cubre la nariz y la boca con un lienzo mojado con agua,