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la pérdida del conocimiento, la respiración estertorosa, etc.

Sabemos que los alcaloides se precipitan y se hacen insolubles por el tanino al 3 por 100, y administrándolo se retarda la absorción, mientras se provoca el vómito. El cocimiento de té desprende el tanino que contiene y lo mismo: cáscara de granada, membrillos verdes, ramas, hojas y madera de quebracho, cevil, palo borracho, etc., dan tanino al hervirlos, y este cocimiento debe ser administrado lo más pronto posible en gran cantidad. El té en tisana no produce el efecto deseado.

Intoxicaciones alimenticias, que pueden ser de origen químico, como los anteriores mencionados y de origen parasitario (vegetal ó animal), como es la putrefacción.

Las de origen químico, son debidas generalmente á las falsificaciones dañosas, mala elección ó conservación de los alimentos. Así algunas falsificaciones son dañosas inmediatamente: tales son el empleo de colores en dulces y pasteles de principios venenosos: como anilinas, sales de cobre, arsénico, ácido salicílico y otros desinfectantes para la conservación de sustancias alimenticias; el mantener un color verde á las legumbres: como arvejas, frutas, etc., y á otras sustancias. Los alcoholes y esencias industriales producen efectos nocivos más tarde sobre el sistema nervioso.

En 1862 el gran químico Pasteur demostró que la fermentación de las sustancias y especialmente la fermentación pútrida ó sea la descomposición de las materias, no era producida por el aire, sino de unos organismos vegetales pequeñísimos que éste contiene, llamados microbios; que se desarrollan en todas partes, produciendo venenos llamados ptomainas, que son alcaloides y por lo tanto obran como los venenos narcóticos.

Unos microbios se desarrollan sobre sustancias inertes; pero otros, se reproducen en los cuerpos vivos, animales ó vegetales. Algunos producen en nosotros, enfermedades llamadas infecciosas; tal como: la tuberculosis, fiebre tifoidea, escarlatina, erisipela, supuración, tétano, etc., que no sólo nos dañan por sus microbios especiales, sino que nos