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¿Qué es necesario hacer? Lo mejor que se puede hacer es arrojarse ó arrojar á la persona inmediatamente á tierra y rodar para apagar las llamas por presión, contra el suelo; así, no se quema la cara y no se asfixia y atolondra por los gases. Desgraciadamente, para obrar de esta manera, falta muy á menudo la presencia de espíritu necesaria.

No pierdan tiempo en buscar el agua; tomen la primera manta, chal, frazada, capote, etc., aparten con cuidado sus propios vestidos y envuelvan la víctima del fuego, échenla á tierra y háganla rodar, hasta que las llamas estén apagadas.

Entonces solamente, se busca el agua, mucha agua que se la derrama sobre la persona, de la cabeza á los pies, de manera que sea mojada perfectamente, porque los vestidos calientes y carbonizados continúan quemando las carnes ó el vapor hace estragos.

Se hace lo mismo, echando mucha agua en las quemaduras que resultan de agua caliente ó de vapores (explosiones de calderas).

En seguida, se lleva con precaución la persona quemada á una habitación caliente, se la acuesta sobre una manta extendida sobre el suelo ó sobre una mesa, no en la cama; porqué la cama estorbaría las maniobras y se ensuciaría inútilmente, y se llama inmediatamente al médico.

Si el enfermo se queja de sed, se le presenta una bebida caliente, estimulante (agua caliente, café, etc.); porque después de grandes quemaduras, la temperatura del cuerpo baja rápidamente, porque falta la capa protectora de la piel, y por eso son más graves las quemaduras superficiales de gran extensión, que las profundas de una parte limitada del cuerpo.

Después de aquello, es preciso quitar los vestidos, procurando hacerlo con las mayores precauciones. Tomen para esto, si es posible, dos personas para ayudarse: la una se pondrá al lado del enfermo, opuesto al que va á hacer la cura y otra tendrá á mano los objetos necesarios.

Todos los espectadores deberán irse. Se toma en seguida, unas buenas y grandes tijeras, ó un