Las conferencias deben ser sencillas, comprensibles y prácticas; sólo deben darse nociones elementales y útiles para prestar primeros auxilios en casos de accidentes. Así, sólo se enseñará la anatomía, teniendo en vista sus aplicaciones; los huesos, para auxiliar un fracturado; las arterias, para impedir una hemorragia; la respiración para socorrer un asfixiado, etc. Los envenenamientos se tratarán en grupos, de una manera general, enseñando á eliminar el veneno ó resguardar el organismo de sus efectos. Nada de antídotos, ni medicamentos, que sería favorecer el curanderismo; sólo debe enseñarse á utilizar é imponer los medios físicos—así, el primer capítulo sería estudiado conjuntamente con los otros.
Un médico dedicará, á lo menos, una hora semanal para la conferencia, debiendo la última mitad de la hora ser dedicada á los ejercicios prácticos; á más, á otras horas harán estos ejercicios bajo la dirección de un secretario de conferencias.
Esta enseñanza debe hacerse de una manera sencilla y concisa, dando reglas fijas y exactas, con pocos elementos (unos mapas de anatomía, una venda elástica, tiradores ó cinturones, unos metros de géneros para vendajes y un poco de madera, cartón, etc.). Si el conferenciante tiene imaginación y sabe enseñar é improvisar con lo que haya á mano, según el sitio en que se encuentren; los oyentes estudiarán, á más, por algún libro de «Primeros Auxilios en casos de accidentes».
Para dar examen los inscritos, deben dar garantías de honradez y deben haber asistido, á lo menos, dos tercios de las conferencias, y al ren-