Página:Giner Mujeres America.djvu/93

Esta página ha sido corregida
91
MUJERES DE AMÉRICA

vieron que refugiarse en un pequeño poblado, de grandes condiciones militares extratégicas y allí se hicieron fuertes.

El inca les puso sitio y empezó formidablemente el ataque.

Pero sus esfuerzos fueron inútiles: la mayor bravura de los sitiadores se estrellaba contra las murallas de la fortaleza. No obstante el inca Yupanqui atacó y atacó con fiero ensañamiento, aunque inútilmente. Perdía hombres á centenares; no había medio de entrar allí.

Hasta que, convencido de lo inútiles que resultaban sus esfuerzos, se resolvió el inca á sitiar por hambre á los rebeldes.

Y los sitiados empezaron entonces á sentir las duras penalidades de un sitio imposible de sostener en aquella forma. Como no estaban preparados para la guerra no tenían provisión ninguna almacenada: el hambre se dejó sentir pronto y las escenas dramáticas y difíciles fueron haciéndose en el poblado rebelde cada día más frecuentes.

Llegó el día triste en que se vió palpablemente que ya no había medio de resistir el hambre, que aquello era, más que un combate heróico un suicidio colectivo y el príncipe Vilcanota, antes modelo de entereza y bravura, llegó á vacilar, porque su conciencia le prohibía seguir consintiendo que sus valientes partidarios, y sobre todo las mujeres que con ellos