Página:Gesta - Alberto Ghiraldo.pdf/95

Esta página ha sido validada
97
GESTA

afecto, en suma, que se iba detrás de aquella mujer loca, cuya resolución lo desconcertaba, exacerbándolo á la vez, hasta provocar el desquicio de su ser moral.

Como todos los grandes enardecimientos este pasó tambien dejando una sensación de cansancio. Y otra vez el pasado surgió, vivo y anonadador, en su cerebro. Y entonces se confesó abatido, débil, sin fuerzas, sin energías: cosa sin rumbo, sin objeto, marchando en el arroyo á merced de un viento de muerte. Lloraba sus amores...

IV

—¿Sufres?

Él creyó soñar. La voz suave que así lo interrogaba era la de Sarah. Sus manos, sus pequeñas manos, de dedos fi-