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ALBERTO GHIRALDO
¡Malaya mi suerte negra! ¡Qué va á decir la china!...
Y llama de nuevo:
—Moso, sirva y cobresé.
Ahora tiene el gesto airado y no pide sino que ordena con ademanes imperativos.
El moso no tiene cambio.
—No importa, contesta Serrano, guarde la plata; despues arreglaremos...
⁂
Son las dos de la tarde. La escena pasa en la trastienda del almacen vecino. Serrano está charlando con un amigo del barrio. Beben ajenjo.
Serrano no ha almorzado; el amigo tampoco.
Cuando él está así, ya saben:
—Naide le dice nada!