Página:Gesta - Alberto Ghiraldo.pdf/40

Esta página ha sido validada
42
ALBERTO GHIRALDO

morales ofrecen el más marcado contraste,—cruzaba una señora jóven, unida hace algun tiempo á un hombre de negocios y de política, amigo antiguo de Lúcio, cuya influencia poderosa se ha dejado sentir con bastante fuerza intensiva en esta sociedad porteña en formación, que tan admirable campo, tan abundante tema ofrece al estudio de los observadores.

—Hombre ¡qué casualidad! Mira, si te parece bien, exclamó con todo cinismo Lúcio, ahí tienes un candidato. ¿Yo impongo condiciones? Pues: entonces, corteja á esa mujer. Hazle el amor, y si triunfas, te declaro héroe. Te doy de plazo... el tiempo que tú quieras! ¿Te conviene?

—Queda apostado. Tú pagarás la comida, replicó Cárlos en tono sentenciosamente mordaz; y despidiéndose de todos los camaradas, partió caminando á pasos cortos, con su porte de siempre, sereno, aunque algo soberbio y desdeñoso.

Antes de disolverse aquella tarde la reunión, Jorge, el simpático y decidor