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GESTA

No pueden tenerlas, ellos, los bravos y serenos luchadores que á su paso van dejando incubado el desierto. No pueden tenerlas los que aman la vida por la vida misma, por los encantos que ella tiene en sí, y que la tierra, buena y generosa madre, les ofrece devolviéndoles el gérmen hecho planta vigorosa en su vientre profícuo.

Llevan sol en el alma y por eso la amargura no nubla nunca las frentes de esos bravos y serenos luchadores, de anchos pechos y mirada libre, cuyas existencias se desenvuelven arrulladas por los cantos de la grande y fuerte, bella y sabia, amante y siempre joven y robusta Diosa.

La alegría tiene vida germinativa en sus corazones, donde se abre como en las ramas la flor.

La esperanza es para ellos, la brega del día. Ella constituye el futuro.

El fruto de mañana podrá ser arrebatado por el torbellino. ¡Qué importa! ¡Quién piensa en eso! La semilla ha sido arrojada y el árbol, lozano y fuerte, volverá á erguirse desafiando las iras