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GESTA
dola á replegarse y deshaciéndola, por fin, después de una lucha desesperada.
Tiene la niebla hermosos encantos. Predispone á una melancolía amable y serena, que no hace mal al espíritu, que tiene cierta extraña voluptuosidad, llegando á dar la sensación de algo así como el comienzo de un placer que no se consuma.
Llega siempre por sorpresa. A veces es tan densa que casi puede palparse. Yo he llegado á desear que fuera masticable y he solido preguntarme, muchas mañanas, por qué no había de ser alimenticia.
Y... hasta deliciosa.


