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ALBERTO GHIRALDO

jaran, como si estuvieran de fiesta. Un cuervo también pasa graznando de placer porque ha oído, á la distancia, el balido de un corderillo extraviado á quien tal vez la madre no encontrará mañana. Y eso quiere decir osamenta en perspectiva. Los teros aletean, solos ó en pequeños grupos, cerca de tierra persistiendo en su grito monótono y estridente. Un caballo, que anda suelto, alza la cabeza mohina y mira al cielo como interrogándolo. En seguida agacha las orejas quedando en actitud pensativa.

Al poco rato cesa el batir del viento de tempestad y los truenos y los relámpagos se suceden ya con largas intermitencias.

Y es entonces que cae sobre los campos la lluvia fecunda y gloriosa...