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PARADOXA
se niño, que debiera tener en los labios la sonrisa de la vida que nace, es triste porque presiente. Sufre porque adivina. Posee un alma reveladora.
La ciencia dirá: el dolor es una enfermedad. Por eso existe la predisposición. Y el contagio.
Y habrá entonces que adoptar medidas de profilaxia psíquica. Y se aislará á los tristes como se aisla á los variolosos y á los tísicos.
¿Dónde está el gérmen de este mal que nos diezma? ¿En la carne? ¿Seremos pura-