Página:Gerona (1908).djvu/9

Esta página ha sido corregida
GERONA

En el invierno de 1809 á 1810 las cosas de España no podían andar peor. Lo de menos era que nos derrotaran en Ocaña, á los cuatro meses de la casi indecisa victoria de Talavera: aún había algo más desastroso y lamentable, y era la tormenta de malas pasiones que bramaba en torno á la Junta Central. Sucedía en Sevilla una cosa que no sorprenderá á mis lectores, si, como creo, son españoles, y era que allí todos querían mandar. Esto es achaque antiguo, y no sé qué tiene para la gente de este siglo el tal mando, que trastorna las cabezas más sólidas, da prestigio á los tontos, arrogancia á los débiles, al modesto audacia, y al honrado desvergüenza. Pero sea lo que quiera, ello es que entonces andaban á la greña, sin atender al formidable enemigo que por todas partes nos cercaba.

Y aquél era enemigo, lo demás es flor de cantueso. Me río yo de insurrecciones absolutistas y republicanas, en tiempos en que el poder central cuenta con grandes elementos pa-