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se incluye con una voluntad libre de los acosos de la sensibilidad, en un orden de cosas muy diferente del de sus apetitos en el campo de la sensibilidad, pues de aquel deseo no puede esperar ningún placer de los apetitos y, por tanto, ningún estado que satisfaga alguna de sus inclinaciones, ya reales, ya imaginables (pues ello menoscabaría la excelencia de la idea misma, que arrebata tres ella su deseo), sino sólo un mayor valor íntimo de su persona. Esta persona mejor, cree él serlo cuando se s túa on el pur.to de vista de un miembro del mundo intelig ble, a que involuntariamente le emp i la idea de la libertad, esto es, de la independencia de l. s causes determinantes en el mundo se..sible. En eso mundo int lig ble tiene conciencia de poseer una buena voluntad, la cual constituye. según su propia confesión, la ley para su mala voluntad, como miembro del mundo sensible, y reconoce su autoridad al transgredirla. El deber moral es, pues, un propio querer necesario, al ser miembro de un mundo inteligible, y si es, pensado por él como un deber, es porque se considera al mismo tiempo como miembro del mundo sensible.

De los extremos limites de toda filosofia práctica.

Todos los hombres se piensan libres en cuanto a la voluntad. Por eso los juicios todos recaen sobre las acciones consideradas como hubieran debi-