á tu no ser, que anula lo que ha sido,
por esto odiosa y él apetecido:
tanto puede un engaño,
que aborrece el provecho y ama el daño!
Muera al pecado quien la vida quiere,
porque quien nunca peca, nunca muere.
Seas pues entidad ó nada seas,
o monstruo horrible de figura estraña!
que mueves guerra sola, no es creible.
Por crueles tus armas, no por feas
se temen. Donde estan? No tu guadaña,
que sola corta en lo que es insensible.
Que tienes mas horrible?
Vivo padezco, y cuando estis presente,
ni el alma puede obrar, ni el cuerpo siente.
Mas bien considerado
tu estímulo cruel es el pecado,
las culpas fieras, que condenan luego
á gusanos el cuerpo, el alma á fuego!
Muera el pecado pues, viva la gracia,
y la vida será muerte penosa,
siendo la muerte, vida siempre amable:
fin de trabajos, libre de desgracia,
corona de triumfos gloriosa,
y posesion de un bien nunca mudable.
Quien navega el instable
mar proceloso y puerto no desea?
Sin nubes de ignorancia el Norte vea!
Tiénelas nuestra vista:
dispierte pues: la voluntad conquista
con violencia esas Indias si se esfuerza,
porque el reino de Dios padece fuerza.
Un bien incomparable, o muerte amada,
en tí se halla: que con tu venida
cesa el pecar, terrible desventura!
la llama del vivir queda apagada,
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