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A los diez y siete años de edad, estando en Choluca, escribió una composición descriptiva que bien puede contarse entre las mejores.

¡ Oh, cuán bella es la tierra que habitaban
Los aztecas valientes!...
................................Sus campos
Cubren á par de las doradas mieses
Las cañas deliciosas. El naranjo
Y la pina y el plátano sonante,
Hijos del suelo equinoccial se mezclan
A la frondosa vid, al pino agreste,
Y de Minerva al árbol majestuoso.
............................................

Era la tarde. La ligera brisa
Sus alas en silencio ya plegaba,
Y entre la hierba y árboles dormía,
Mientras el ancho sol su disco hundía
Detrás de Iztacihual. La nieve eterna
Cual disuelta en mar de oro, semejaba
Temblar en torno de él un arco inmenso
Que del empíreo en el cénit finaba...
............................................


En su epístola á Emilia, pensando en la libertad de Cuba, escribe :

Pluguiera al cielo, desdichada Cuba,
Que tu suelo tan sólo produjera
Hierro y soldados... La codicia ibera
No tentáramos, no... ¡patria adorada!
De tus bosques el aura embalsamada
Es al valor y á la virtud funesta.


En su aspiración de independencia, no veía que en su época era Cuba una isla aún despoblada. Por eso escribe :

« Que no en vano entre Cuba y España
Tiende inmenso sus olas el mar. »


Hizo Heredia bastantes traducciones, algunas muy notables. He aquí un fragmento de la del canto á Napoleón, de Delavigne :

Vanamente en las lides ya te fuera
La España generosa