y asolaban continuamente los Estados de la Unión limítrofes á aquellos territorios. Esto produjo una serie de notas y reclamaciones, de las que ningún caso hizo la orgullosa dominadora de los mares.
El hecho inaudito de haber sido contestada á cañonazos por una fragata inglesa la petición de auxilio de un buque americano durante la noche, exasperó de tal manera los ánimos, que el mismo Mádisou, tan enemigo de la guerra, se vió precisado á pedir al Congreso la adopción de medidas de represión, y éste, el Senado y el Gobierno, votaron la guerra por una gran mayoría.
No estaban los Estados Unidos en situación muy favorable para tal empresa; su ejército y su marina eran reducidísimos, y su tesoro estaba casi exhausto. No obstante, Mádison comunicó la mayor actividad á todos los departamentos militares, y logró poner en pie de defensa el vasto territorio de aquella República, gracias á la actividad de su ministro ó secretario de guerra, general Monroe, á quien dedicaremos un capítulo.
Dos años duraron las hostilidades por mar y tierra sin resultado decisivo por una y otra parte, hasta que el almirante inglés Cockburn, que había ya amenazado atacar á Wáshington, después de haber sembrado la devastación y la ruina en varios puntos, se presentó de improviso delante de la ciudad amenazada, derrotó las tropas americanas que acampaban en sus inmediaciones y entró triunfante en ella, acompañado del incendio y del más rapaz saqueo. El Capitolio, la biblioteca del Congreso, la Casa Blanca, las oficinas del Estado, y un sinnúmero de edificios particulares fueron reducidos á cenizas, y grandes, y valiosos obras de arte fueron completamente destruidas. Las pérdidas que sufrió la ciudad se elevaron á algunos millones de pesos.
La indignación que produjo este acontecimiento inflamó de tal manera el amor patrio de los americanos, que acudieron presurosos á atajar en su marcha triunfal al audaz invasor. Las milicias populares alcanzaron algunos muy señalados triunfos, y Mádison los aprovechó para lograr de Inglaterra el más ventajoso tratado de paz, que se firmó en la ciudad de Gante el 24 de diciembre de 1814.