Página:Figuras americanas.djvu/31

Esta página ha sido corregida
MARIANO EDUARDO RIVERO




Tal es el nombre de una de las mayores celebridades científicas de América.

He dicho de las mayores, aunque en realidad sólo debiera decir de las mejor fundadas y de las más legítimas; pues si bien su fama ha sido tan grande como justificada y merecida, hoy se va desvaneciendo y las nuevas generaciones parecen olvidarla.

Nació Rivero á fines del siglo XVIII en una de las ciudades más bellas é importantes del Perú: en Arequipa.

Su padre, coronel de milicias y persona inteligente, procuró darle toda la enseñanza que entonces era posible en una ciudad del interior del Perú, lo cual quiere decir que el niño aprendió primeras letras y un poco de latín. Pero sus disposiciones, claramente reveladas en la primera enseñanza, y el afán que tenía por aprender, decidieron á su padre á enviarle á Europa cuando contaba apenas doce años.

Recibió, pues, la segunda enseñanza en un colegio de Londres, dedicándose á la vez al estudio de las lenguas vivas. El director del colegio era un distinguido matemático, el doctor Dowling, quien pronto echó de ver la afición de Rivero á las ciencias físicas y matemáticas, otorgándole por consecuencia su predilección y su cariño. El joven Rivero correspondió al afecto que se le demostraba, redoblando su aplicación y trabajando con celo y con provecho. Así llegó á ser el alumno más notable del establecimiento, el discípulo más aventajado, encargándole su director y maestros del