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Una vez reunidos ambos jefes, ansiaba fervientemente el general Bolívar dar comienzo á sus operaciones; pero no encontraba medio de salvar un caudaloso río por falta de elementos adecuados. Los españoles tenían ocupados los pasos más importantes ó más fáciles con sus embarcaciones, que eran lanchas artilladas y pertrechadas convenientemente. Solo Páez hubiera sido capaz de arrollar el obstáculo, y en efecto lo arrolló. Las lanchas realistas fueron atacadas y tomadas por la caballería, cargando á su cabeza el mismo Páez que tomó al abordaje catorce embarcaciones.

En 1819 llegó á su apogeo la gloria militar de los republicanos. El general Morillo, que había sido inexorable con los insurgentes, se decidió después de la batalla de las Queseras del Medio á conferenciar con los jefes de la insurrección, ofreciendo tratarlos como beligerantes regulares y no como rebeldes. Accedió Bolívar á los deseos del general español, y la entrevista se verificó en Santa Ana. La conducta de ambos caudillos fué caballeresca. El general Morillo confesó más tarde que en la época de la conferencia estaba ya decidido á regresar á España, pero que no quería abandonar la América sin conocer á Bolívar y abrazarlo, puesto que juntos habían de figurar en la historia; este deseo del general Morillo fué, sin duda, la causa principal de aquella fecunda conferencia. En ella se acordó civilizar la guerra, humanizarla, empezando por una suspensión de hostilidades que ambas partes beligerantes consideraban útil.

Terminada la tregua se dió principio á nuevas operaciones, las cuales aseguraron la independencia del país con la gran victoria de Bolívar en los campos de Carabobo. El general Páez tomó gloriosa parte en jornada tan insigne.

De la intervención del héroe en las contiendas civiles posteriores á la independencia, no queremos decir ni una palabra. Si en esas luchas hubo laureles y glorias para Páez, ciertamente no los había menester para vivir en el corazón de sus conciudadanos. Como ha dicho un compatriota suyo, « los siglos apagarán los volcanes y secarán los torrentes, pero serán impotentes para borrar su memoria ».

Al fraccionarse Colombia después de la muerte de Bolívar, fué Páez elegido presidente de una de las tres repúblicas