Nació en la provincia de Barinas en 1790 y dedicó su infancia á los trabajos por demás penosos de la agricultura y la ganadería. Luchando con la corriente del rápido Apuré, con los caimanes del río y con las fieras del monte, con el sol de los llanos y con los rigores de la suerte, no sólo templó su alma para todas las pruebas y todos los sacrificios, sino que se hizo excelente nadador, inmejorable jinete, gran cazador, invencible machetero.
Un hombre formado en semejante escuela no podía permanecer impasible, como hicieron tantos, cuando sonó la hora de la revolución y de la guerra. Páez debía tomar parte por unos ó por otros en la contienda que iba á decidir de los destinos de América. Fué buscado y aun halagado por los españoles; pero optó sin vacilar por la causa de la independencia.
En 1810 se alistó voluntario en un escuadrón patriota, distinguiéndose mucho por su arrojo en la primera campaña, en la cual ascendió hasta sargento primero.
En la segunda campaña le vemos de capitán, sorprendiendo y derrotando una columna enemiga en el punto llamado Matas Guerrereñas.
Poco después, derrotado por los españoles y abandonado por los suyos que se desbandaron, fué hecho prisionero y sentenciado á morir. Puesto en capilla para ser ejecutado, debió su indulto á la generosidad del enemigo. Cayó segunda vez prisionero, y de seguro que entonces lo hubiera pasado mal si por su propio esfuerzo no se hubiera libertado. Los 511 prisioneros que con él estaban, dirigidos por él, desarmaron la fuerza encargada de su custodia y se salvaron.
Páez y los suyos se incorporaron á las fuerzas patriotas que mandaba García Sena. Este jefe confió á Páez el mando de su caballería, con la que realizó las más inauditas y portentosas hazañas. No había empresa temeraria que no se le confiara ni enemigo que le detuviera. Jamás contó el número de sus soldados ni el de sus enemigos. Avistarlos y embestirlos eran siempre dos cosas simultáneas.
En 1814 era Páez coronel de la caballería venezolana, combatiendo con sus 1.000 caballos en la acción de Chire á las inmediatas órdenes del general Ricaurte. En Mata de la