Página:Figuras americanas.djvu/14

Esta página ha sido corregida

— 2 —

críticas de los que no podían creer en la inspiración de un corcovado, hubieran bastado para que otro cualquiera cortara de raíz su comercio con las musas; pero Alarcón era poeta de veras y no se desalentó por ningún género de burlas ni sarcasmos. Así, pues, enriqueció la dramática española con multitud de piezas que, si por el número dan testimonio de la labor y fecundidad del poeta, por la calidad le ponen al nivel de las grandes figuras literarias.

Las comedias más conocidas de Alarcón son las siguientes:

Los engaños de un engaño.
La hechicera.
Antes que te cases mira lo que haces.
La culpa busca la pena y el agravio la venganza.
Dejar dicha por más dicha.
El tejedor de Segovia.
Don Domingo de Blas.
Dar con la misma flor.
Ganar perdiendo.
Los dos locos amantes.
Lo que mucho vale poco cuesta.
No hay mal que por bien no venga.
Nunca mucho costó poco.
Por mejoría.
Quién engaña más á quién.
Quien mal anda mal acaba.
Quien priva aconseje bien.
Siempre ayuda la verdad.
La suerte y la industria.
También las paredes oyen.

Por último, la obra maestra y capital de Alarcón (á juicio de algunos críticos de reconocida autoridad) que es La verdad sospechosa.

Uno de los más notables biógrafos de Alarcón, poeta dramático también y literato eminente [1], escribe lo que copiamos á continuación:

«Corneille, que tradujo en parte y en parte imitó La verdad sospechosa, solía decir que daría dos de sus mejores

  1. Don Juan Eugenio Hartzenbusch.