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LA MUERTE DEL CANARIO

I


Cuando llegó la noche
Él no sintió el perfume de otros días,
El calor de su dueña,
Sus gritos y alegrías.

¡Su dueña! Aquella tarde no ha pensado
Sino en trajes y en flores,
Se olvidó del cantor, del compañero
De todos sus dolores.

¡Su dueña! Hoy se ha ataviado
Con sus más ricas perlas y brillantes