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servicios obligaban la gratitud del país”, le acordó una pensión vitalicia de ciento cincuenta pesos mensuales.

Pudo disfrutar de esta justa y oportuna recompensa nacional hasta el 29 de noviembre de 1879, en que terminaron sus días. Su entierro, encabezado por el presidente coronel Latorre y su ministerio, configuró la más elocuente demostración de duelo.

En la casa habitación de la calle Reconquista, quedaban unos mil quinientos libros que constituían su biblioteca y una bella y variada colección de muestras de historia natural, piezas de civilización indígena, armas, etc., que se dispersaron en remate al año siguiente.


GIRÓ, JUAN FRANCISCO José

Presidente de la República, constituyente del año 30, ministro y legislador. Hijo de un médico español, José Giró, había nacido en Montevideo el 3 de julio de 1791.

Frecuentó las mejores escuelas de la época y fué a Buenos Aires en 1803, para ingresar en el Colegio de San Carlos, donde cursó cuatro años pero sin llegar a graduarse.

Enviado a los Estados Unidos de Norte América a fin de que perfeccionara y aumentase sus conocimientos — según De María — esta circunstancia le permitió el dominio del inglés, tan útil más en sus funciones diplomáticas.

A su regreso al país el año 15, el poder español había caducado y constituidas las autoridades del primer gobierno patrio, resultó electo regidor del Cabildo montevideano y en ese cargo lo encontró la invasión portuguesa del año siguiente.

Venciendo, por su número y re cursos, la denodada resistencia nacional, el extranjero logró adentrarse en el territorio de la provincia en forma tan alarmante, que el Delegado Barreiro, confiando en las promesas de los gobernantes de Buenos Aires y a falta de solución mejor, consideró oportuno enviar dos comisionados especiales que negociaran un inmediato auxilio. El regidor Giró junto con Juan José Durán fueron los designados y aunque lograron concertar un convenio hasta cierto punto viable, siempre que lo respaldara la buena fe, Artigas lo consideró incompatible con el honor de la causa que defendía y en nota a los negociadores, fechada el 26 de diciembre de 1818, estampó su célebre e histórica respuesta: “El jefe de los Orientales ha manifestado en. todos los tiempos que ama demasiado a su patria para sacrificar el rico patrimonio de los orientales al bajo precio de la necesidad”,

Barreiro, inculpado de ser responsable de la tentativa ante Buen Aires, quiso transferir los cargos resultantes a la cuenta de los comisionados, pero Giró — por escrito y dirigiéndose a Artigas — puso las cosas perfectamente en claro y re-

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