batir al coronel Julio Arrúe, que ganaba terreno en la zona de Rosario y Soriano. El encuentro se produjo en Perseverano en la tarde del 7 de octubre y Gaudencio sufrió una sangrienta derrota, destrozados sus hombres por el estrago de los fusiles remington que los tricolores estrenaban ese día.
De vuelta a la Jefatura de Montevideo, entró a participar en la lucha de las fracciones situacionistas que en medio de la bancarrota se despedazaban por primar en el ánimo escuálido de Pedro Varela, con la esperanza de heredarlo. El enemigo principal era el Ministro de la Guerra coronel Lorenzo Latorre, cuya influencia crecía por momentos, eliminando o tratando de eliminar a cualquiera que fuese capaz de hacerle sombra.
Gaudencio, en inteligencia con el Dr. Andrés Lamas, Ministro de Hacienda, concibió un plan audaz y decidido -— muy suyo — consistente en apoderarse de Latorre en una de las visitas que noche a noche efectuaba a la Jefatura y alejarlo del país de cualquier manera. El proyecto, a lograrse de grado o de fuerza, traía insita la extrema de acabar con el Ministro de la Guerra, que defendería su situación y no era hombre que lo llevaran por delante.
Gaudencio comunicó al presidente Varela el plan que lo libertaría del insoportable Ministro y el Presidente, sin desaprobarlo, solicitó el aplazamiento por un par de días. En ese intervalo, creyendo que de ese modo ganaría la voluntad de Latorre, lo hizo sabedor de la trama. Esa misma noche el Ministro se abstuvo de ir por la Jefatura como de costumbre y al otro día — 6 de marzo de 1876 — Gaudencio, obligado a renunciar su puesto, buscaba refugio en el consulado argentino conjuntamente con el coronel Angel Casalla, Después de dar a la prensa un manifiesto explicativo, como se estilaba entonces, embarcóse rumbo a Buenos Aires, El 10 de marzo el presidente Varela, depuesto por Latorre, a quien tal vez había salvado la vida, marchaba por idéntico camino.
Latorre dictador, ardiendo por vengarse de Gaudencio, ordenó una revisión a fondo de las cuentas de la Jefatura y una vez que los peritos se hubieron expedido las publicó. En catorce meses y seis días los gastos habían excedido en más de cien mil pesos a los rubros del presupuesto y se adeudaban sumas por valor de más de sesenta mil, restando todavía algunos renglones por esclarecer, según las conclusiones del informe. El golpe resultó y su repercusión fué enorme,
Ajeno a nuestras cosas, Gaudencio obtuvo su baja del ejército nacional el 16 de abril de 1879, para intervenir en las luchas políticas de su país y recién en 1885 se le vuelve a encontrar como uno de los elementos activos que en la Argentina prepararon la revolución contra el general Máximo Santos, vencida en en la batalla de Quebracho, Paysandú, el 31 de marzo de 1888. Los ene-