cia de Entre Ríos, donde su padre el historiador don Isidoro era vice cónsul de la República, el 4 de mayo de 1850, permaneció en esa población hasta la edad de diez años, época en que la familia retornó a Montevideo. Inició sus estudios en el colegio de los Escolapios, para luego ingresar a la Universidad en 1864 y recibirse de bachiller con nota de sobresaliente en todas las materias. Pasó a la Facultad de Derecho en 1870, al tiempo que se iniciaba en las luchas cívicas y en la política militante, y obtuvo título de licenciado en jurisprudencia en el año 1874.
Con afiliación al Partido Colorado, fué voluntario en las milicias defensoras de la capital en los días en que el coronel Timoteo Aparicio se hizo presente a las puertas de Montevideo, formó parte de la redacción de “El Siglo” y en 1873 suplió la ausencia del director Dr. José Pedro Ramírez.
Integraba De María la fracción principista de su partido, se encontró en el sangriento choque del 10 de enero de 1875 en la Plaza Matriz y después del motín del día 15 pudo librarse de la deportación a La Habana por el oportuno aviso del coronel Eduardo Vázquez, que le permitió buscar refugio en un barco de guerra brasileño, para luego trasladarse a Buenos Aires.
Vino a la República como soldado de la Revolución Tricolor, sirviendo en el Salto en el ejército del coronel Atanasildo Saldaña, hasta que el valiente esfuerzo popular fué sofocado por la fuerza incontrastable del ejército de línea.
Siempre conservó el Dr. Pablo De María verdadera devoción por los compañeros de la Tricolor y nunca su honrada voz tronó con más enérgica condenatoria y con más fervorosa recordación que ante los restos de los conmilitones amigos miserablemente inmolados en Guayabos. (Véase Carlos Gurméndez y Juan Lazies).
Otra vez en la patria se recibió de abogado en 1877.
Cuenta entre las más activas y brillantes figuras de la Sociedad Universitaria, que presidió, conforme presidió también la Sociedad Científico-Artística y el Ateneo, fué más tarde a residir a la ciudad de Paysandú abriendo allí su estudio de abogado, hasta que en 1880 retornó a la capital para figurar entre los afiliados al Partido Constitucional, que venia de organizarse.
En abierta oposición contra el gobierno de Santos, emigró en 1886 para ofrecer sus servicios a la revolución ciudadana que se estaba organizando en la República Argentina, pero la fractura de una pierna, suírida en víspera de la invasión al pais, le obligó a permanecer en Entre Ríos.
Vencida la revolución del Quebracho, De María concluyó por abandonar las actividades políticas consagrándose al estudio y al profesorado. El presidente Herrera y Obes lo designó Rector de la Universidad