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saba el Dr. Castellanos en ese destino” y procedía a la reorganización del gabinete.

Electo senador por Durazno en 1857, presidió el alto cuerpo manteniéndose el hombre ponderado y sensato de siempre, principista y cultor fervoroso de la ley, reguladora suprema en la política como Dios en las religiones — conforme a sus propias palabras — y que “en el campo de la lucha cívica no conocía enemigos sino contradictores”.

En la administración de Bernardo Berro tuvo oportunidad de desempeñar dos nuevas misiones diplomáticas, ambas confidenciales, desarrolladas en la República Argentina. La primera en 1862 ante el gobierno del general Mitre a fin de que cesara un peligroso estado de tirantez reinante entre ambos países. La segunda en el mismo año, encaminada a dar solución al conflicto eclesiástico culminado con el destierro del Vicario Apostólico Jacinto Vera, que había decretado el presidente Berro. (Véase Jacinto Vera). Castellanos, que llevaba como secretario al Dr. José Vázquez Sagastume, consiguió arribar a un acuerdo con el delegado de la Santa Sede, Monseñor Marini.

En 1864, durante el movimiento revolucionario que conmovía la República desde 1863, habiendo mediado entre los beligerantes los ministros extranjeros Thorton, inglés, Saraiva, brasileño y el canciller argentino, éstos pasaron al campo revolucionario del general Flores acompañados del Dr, Florentino Castellanos y de Andrés Lamas, que representaban al gobierno.

Un poco más tarde, en otra tentativa de pacificación iniciada por el diplomático italiano Ulises Barbolani, Castellanos fué el candidato propuesto para entrar en el ministerio a constituirse, como garantía política aceptada por ambos contendores.

Eran casi los últimos servicios que rendiría a su país el ilustre ciudadano, pues la muerte vino a alcanzarlo el 24 de setiembre de 1886.


CASTELLANOS, JOSE MARIA

Ministro y hombre político, nacido en Montevideo el 10 de junio de 1840.

Ciudadano que no totalizó un trimestre en el gabinete del presidente Herrera y Obes, apenas estuvo unos meses en el Consejo de Estado instituido por el dictador Juan L. Cuestas y que no llegó a ingresar al parlamento en la ocasión en que fué electo, gozó sin embargo ante la opinión y en el partido en que militaba desde joven, de una particular situación de prestancia.

Seguía estudios de derecho cuan do al triunfar en 1865 la revolución colorada que encabezó el general Flores, tuvo su primer cargo público en la Colecturía de la Aduana.

Licenciado en jurisprudencia en 1866, el Tribunal lo nombró Juez de

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