a teniente coronel el 1° de febrero, le tocó a Casalla batirse con los soldados de la Reacción Nacional, primeramente en la zona del Este y luego al Norte del Río Negro. Así vino a encontrarse en la jornada de Guayabos, Paysandú, el 5 de octubre de 1875, donde el ejército gubernista se manchó con horrores indignos, aunque Casalla y algunos otros jefes fuesen ajenos a los excesos.
Tenido por un elemento adicto al presidente Varela, próximo ya a finalizar el gobierno de tan lamentable hombre a manos de su propio ministro de la Guerra coronel Lorenzo Latorre, éste inició la persecución de Angel Casalla obligándolo a ausentarse para Buenos Aires.
La inquina del dictador a su antiguo compañero persistió casi todo el tiempo de su dominación personal y sólo al fin de ella consintió en darle un cargo administrativo en la Inspección de Resguardo.
Tardía reconciliación a medias, sólo le sirvió a Casalla para caer a servicio del régimen latorrista, razón por la cual el nuevo gobierno del doctor Vidal quitóle el cargo, poniéndolo en el caso de emigrar otra vez a la Argentina, y ser considerado baja del ejército en abril de 1881.
Estando ya en el poder el general Santos, Casalla obtuvo la reincorporación a filas el 1° de setiembre de 1883 y más tarde, en julio de 1884, la jefatura interina de la Cárcel de Crimen.
Ascendido a coronel el 9 de febrero de 1886, recién se le confirió un mando militar en setiembre de este mismo año, al designársele jefe de la Escolta de Gobierno.
En la administración de Idiarte Borda fué por algunos meses 2° jefe del Estado Mayor del Ejército (abril a noviembre de 1894), Fiscal Militar en junio de 1895 y Jefe Político de Treinta y Tres en febrero de 1896, tocándole combatir a Aparicio Saravia en su primer alzamiento.
Al año siguiente, siendo Jefe Político de Minas, se halló con la División de este nombre en la batalla de Cerros Colorados el 16 de abril y poco después los revolucionarios vinieron a sitiarlo en la ciudad de Minas. Casalla organizó la defensa con un puñado de guardias nacionales, mereciendo que su conducta fuese elogiada por la superioridad y que los correligionarios políticos minuanos le ofrecieran una espada de honor.
En 1898 acompañó a Cuestas en su dictadura y Cuestas lo puso al frente de la Comandancia de Marina y Capitanía General de Puertos el 14 de marzo, para trasladarlo luego a la Jefatura Política de Paysandú el 18 de mayo. Aquí permaneció hasta julio de este mismo año, en que tuvo igual cargo, interino, en el departamento de Minas, del que hizo renuncia en marzo de 1899.
Falleció el 2 de enero de 1908, en Montevideo.