con el advenimiento de Tajes y el gobierno civil del doctor Julio Herrera y Obes, éste no tuvo reparo en utilizar los servicios del recalcitrante enemigo de su partido, reincorporándolo al ejército el 25 de junio de 1891, para ascenderlo a teniente coronel el 15 de setiembre del mismo año, nombrarlo Cónsul de la República en Dolores, provincia. de Buenos Aires, el 27 de abril de 1892 y promoverlo a coronel el 17 de febrero de 1894.
Participante en el movimiento revolucionario nacionalista de 1897 contra el gobierno de Idiarte Borda, se puso en 1898 a las órdenes del dictador Juan L. Cuestas a quien su partido político apoyaba. Esa actitud le valió un puesto en el Tribunal Militar de Apelaciones en octubre de 1900, donde permaneció hasta marzo de 1904. Habiendo tomado. gran incremento, por esos días, una nueva revuelta armada nacionalista contra el gobierno de Batlle y Ordóñez, el coronel Visillac hizo abandono del cargo para incorporarse a los suyos y pelear entre. ellos, vigoroso y entusiasta a pesar de sus muchos años.
El gobierno lo radió de los cuadros del ejército y el viejo militar obtuvo la reincorporación solamente cuando el movimiento revolucionario estuvo vencido, alcanzándolo la ley. de amnistía subsiguiente.
En enero de 1909 volvió a integrar el Tribunal Militar de Apelaciones.
Llevaba 27 años de coronel y estaba en situación de retiro, cuando el presidente Brum, ciñéndose a la ley y con elevado espíritu de justicía, promovió a Visillac al grado de general de brigada con fecha 23 de setiembre de 1921. El 18 de junio de 1928, el veterano soldado recibió las palmas de general de división y alcanzó a llevarlas por nueve años todavía, pues vivió hasta los 97 años en plenitud de sus facultades, figura estimada y popular, falleciendo el 19de octubre de 1937, en la capital.